domingo, 29 de marzo de 2015

Una Carta de Dom Abubba a sus íntimos.

Carísimos amigos míos:
 A propósito de Fortunato... Envío esta carta para que mis lectores gallardos acrecienten sus conocimientos y enriquezcan sus fantasías, pues así descubrirán su pequeñez ; escribo estos párrafos para que puedan ver lo que no se puede entender y quizás entiendan lo que no se ve.

A mis “hermanous” que buscan abrir el cosmos, les mostraré la absurdamente obvia filosofía del Fortunatismo por tres cartas que serán enviadas una a una en el momento en el que el hombre ya haya podido regar hasta lo más hondo cada mensaje en sucesión, como la flor del desierto se nutre de lo más profundo y descubre allí el más simple tesoro que le da su belleza y esplendor.
Fortunatismo , filosofía revelada por Fortunato, en la que se ve involucrado todo ente masculino, consta de tres simplísimas partes ,de la cual solo hablaré de la primera en este texto: "el cazador furtivo".
Este es el momento en el que todo hombre entra en escena, es el momento más natural de todo varón enamorado de la belleza femenina. "Cazador escondido"; "atrapante en la oscuridad"; “explorador nocturno”.” Furtivo” se entiende, no como el `ladrón´ o el `hurtador´, como ya ven, sino en el sentido de `secreto´, de `ágil´, de aquel que guarda o caza (capta) en lo oscuro y privado de su intelecto, distintos paradigmas y opciones de las MUSAS.
Pero este momento es a su vez el más difícil de manipular. Es el instante en el que dejamos que el caballo de la izquierda suelte riendas al carro alado porque aquí, en este instante impreciso, temporalmente, es cuando las vemos.. Sí, a ELLAS. En su mayoría, como una posible figura, engranaje o llave cósmica que pudiese ser nuestra compañía de aventuras por medio de las penumbras y manantiales de la vida. Siempre aclarando que esa "mayoría", a la que me refiero, entra en nuestra subjetivo radio de gustos personales.

Es aquel momento en el que nuestra decisión no es precisa , exacta, sino que está acompañada por el "quizás ella ", "quizás la otra tenga lo que no tiene aquella", " quizás ninguna de las dos, tres ,cuatro..", y un largo etc, y esto ocurre porque es el momento de la fragilidad del hombre , es el momento más inseguro que posee,  porque no sabe lo que quiere: furtivamente diagrama grandes listas de opciones y muchas de ellas contradictorias hasta que Fortunato -¡hace lo suyo!- actúa misteriosamente en la decisión (en la elección) de pasar al siguiente paso, al próximo nivel; a dejarnos ver un poco más de “φως” (LUZ)...
Exhorto a vosotros a que mastiquen lo que les he manifestado y que vean en su experiencia personal si no han vivido lo que se vive, o visto lo que se ve -¡miren la clima!-.
Agradezco a aquellos legendarios del pasado que me han abierto una diminuta puerta para ingresar a este sitio, y a los legendarios del presente que comentarán y criticarán con "gallardía", con sabias y opulentas palabras, mis modestos escritos.
до свидания


martes, 10 de marzo de 2015

Don Hilario y los Misticongos.

Hacía ya varios días que había comenzado la malhumorada Cuaresma, y don Hilario tenía la sana costumbre de irse, como todos los años para ese tiempo, a la montaña. Iba a la montaña para orar y estar a solas con el Señor. Por tanto, habiendo terminado de preparar su bolsito de peregrino, se predisponía a comenzar la subida al monte (no el Carmelo).

Llegando el viejo al lugar donde residiría unos tres días, hizo lo primero que suele hacerse en tales momentos: fumarse la pipa de llegada. En efecto, dos pipas se había llevado para que sean sus buenas compañeras en aquella estadía, la Feli y la Tobi (ésta última, luego de este viaje, no volvería a acompañar nunca más al viejo de barbas negras). 

El lugar en el que se encontraba, no pudiera descibirlo sin poesía, pues tal lugar era completamente mágico, encantador, mítico. Hay que aclarar que el barbudo, por tender a ver a Fantasía o al Mito en todos lados, suspiró ante el umbral de aquel bello paisaje, y dijo, "¡estoy en la Comarca!". Sí, la de los gentiles hobbits. Mas, sin duda que, lo que decía el barbudo era de puro soñador nomás, y nunca imaginaría que de hecho estuviera en un cuento de hadas (..no hasta ahora). 

Observando don Hilario las altas cumbres de aquel valle hermoso, amparadas por cierta niebla delgada, comenzaron los hechos extraños, que relataré a continuación.

Del aljibe que yacía en el centro del jardín, empezó a elevarse levemente una figura singular. Fácil de describir la figura debido a que no se encontraba lejos de la mirada del viejo. Estatura normal, silueta enjuta, y la vestimenta era lo raro: una cogulla bordó. El sujeto que logró ponerse en pie, estaba todo encapuchado, pero hizo acordarle a don Virula por su forma huesuda y frágil. En efecto, una voz se oyó debajo de la capucha que decía "cumpa, si piensa venir a hacer un retiro sin mí, está equivocado". Era el melancónico don Virula de los Gamos.

Acto seguido, salta de un Tilo verde que embellecía el jardín, una "cosa" que más cerca estaba de parecerse a una bestia que a un humano, hasta que se yergue, y también pudo distinguir quién era: don Ojota Fonsé, la sombra inseparable.

Hasta aquí, todo era era raro pero no extraordinario. Sin embargo...

En lontananza, tres fantasmas miraban a los tres errantes que deseaban soledad y silencio. Digo fantasmas, porque era tal la niebla, las brumas que paseaban en la cercanía, que justamente no se podía ver con claridad en la lejura. Sí, el clima en esos días no fue el mejor, ya que todo era gris, frío y de aspecto amenazante. Asique todo prestaba para considerar esas tres formas como fantasmales, aunque no fue así. No fue así porque -y acá está lo curioso y lo misterioso del relato-, detiene el ruludo al barbudo, y le dice "shh, tranquilo, vienen con nosotros". Perplejo don Hilario ante tal intervención, se queda mudo. 

Llegando las tres figuras al jardín élfico, ya se las podía distinguir bien, y no vaya a creer ud., si le digo que estos tres sujetos venían exactamente igual de empilchados que el negro y el rulo. ¡De no creer! Hilario empezaba a sentirse ferozmente incómodo, y como era de conjeturar conspiraciones fácilmente, empezó a sospechar de todo el mundo, incluso de sus íntimos amigos. Mas, no pudo avanzar mucho en sus conjeturas porque el cabecilla del trío colorado, lo sorprende diciendo "¡Dios te bendiga hermano!". Aliviado el viejo ante tal saludo familiar, responde cortésmente, y pregunta "¿y tú quién eres?". Se mete el oscuro Fonsé en la conversación, y aclara "es dom Abuba, el violinista, dejadlo pasar". "Muy bien", contestó Hilario, "pero que vaya sacando el violín para deleitarnos con algo bello". Y se fue a acomodar dom Abuba, que llevaba el instrumento celeste en un estuche antiguo y poderoso.

Pasa el segundo y ya es interrogado por el viejo Hilario, a lo que responde el joven, "yo soy Branca, hijo de Franca, de la casa del tío Frank". "¡Ajá!, con que tú perteneces a los Frank's; pues bien, entra, aunque contigo no he terminado". Entra don Branca por la tranquera, obedeciendo al viejo rotoso. Mas, le convenía a Hilario que obedeciera tal sujeto recién conocido, puesto que su talante era robusto y su cabeza era enorme, casi que parecía un gigante de las altas montañas del Oeste. 

Finalmente, pasa el que faltaba, que si se dijo del anterior -don Branca- que su cabeza era enorme, comparada con éste último, era pequeña. Y éste sí qué parecía muy extraño, pues su cuerpo era casi dimimuto, sus pies hiper chuecos, y su frente, oh Dios, era tan alta que si se caída de espalda, corría el riesgo de pegarse en la sién. "Muy bien, ¿qué tenemos aquí?", preguntó don Hilario un tanto asombrado por aquella figura singular. Responde el muchacho, un poco nervioso, "mi,, mi nombre, señor, es.. Jimmy". Si su cuerpo era raro, más raro iba a ser el nombre que portaba. "¡¿Jimmy?!", contesta en tono fuerte el viejo, sin disimular su extrañeza. "Sí, mi,, mi señor, soy Jimmy, el domador". "¿Qué tal?, 'el domador'. Y bué, pase nomás ch'migo, y siéntase cómodo." Pasa el chueco, con paso ligero.

Estando los cinco encapuchados,  mirando fijamente al de Jesús, pídele éste al hombre de muchos rulos, que pase a darle una explicación satisfactoria de lo que estaba ocurriendo. "Don Hilario de Jesús, usté, desde hoy, debe saber, bajo secreto friki, quiénes somos. Y nosotros somos -silencio fugaz-: la Orden de los Misticongos." "La Orden de los Misticongos..", repite atónito el viejo, y continúa "..a ver, prosiga". "¡Cómo no!", responde el de Los Gamos, "Misticongo es una mezcla exacta entre la palabra 'místico' y la palabra 'mistongo' . Nada tiene que ver, porque lo veo desconfiado, con la Orden de los Castrati. Tampoco, y sería un absurdo, tiene relación con el Congo. Nosotros nos consideramos místicos, pero nuestro misticismo es de tango, no sé si me entiende." "Sí, continúe", dice el barba. "Pues bien, sería muy presumido que nos llamásemos  sin más 'los místicos', por eso es que agregamos el 'mistongo'", termina la breve presentación don Virula. "¡Por mis hongos, qué raro es todo esto! Pero intuyo que se quedarán todos aquí, acompañándome en estos tres días, asique podré conocerlos más a fondo", exclama don Hilario. Sin embargo, cierra el diálogo con lo siguiente "antes de que se instalen, sería de mi agrado que fumen conmigo mientras oímos plácidamente al violinista, y contemplamos la bella postal que nos brinda el Criador."

A punto de comenzar a tocar, dom Abuba señala con el arco del violín el cielo, y a media voz, dice "miren la clima..."

viernes, 6 de marzo de 2015

Un poco de humor.

En estos tiempos lúgubres como bien vemos, no vendría mal un risa pura que brote de un corazón alegre. No seríamos verdaderos gallardos si nos olvidásemos de una risa sonora, infantil, deleitosa. Ya se ha escrito en este blog sobre el poder que tiene la sonrisa, pero se escribió casi como una virtud social. Bueno es que, sepamos reírnos en la soledad, en lo secreto, en el silencio. Y mejor aun es que, aprendamos a reírnos de nosotros mismos, porque eso sí que es gran virtud y buen remedio para llegar a ser noble: un real caballero.

Sin embargo, no me quiero extender mucho en este introito ya que los quiero dejar a solas con el mayor humorista que ha tenido nuestra amada patria Argentina: don Luis Landriscina.

Que lo disfruten...




lunes, 2 de marzo de 2015

Melany.

Queridos gallardos literatos, me presento -e inauguro- con este primer escrito que espero que sea de vuestro agrado. No lo juzguen a mal, ni con rigor, pues uno es inexperto y novicio en el tema, cual como el joven Bilbo, se lanza a lo desconocido con ínfimas seguridades (..¡cómo les gusta esas analogías!). No hay vuelta atrás, escrito está, y ya las palabras toman su curso en el orbe de la gallardía.
 
Antes de empezar quisiera aclarar a las mentes presurosas y muy imaginativas, que el título de esta entrada, no está relacionado a una dama de mi historial, ni es una mujer de un compañero, amigo, primo, taxista, elfo, enano, u hombre alguno. Es más, es una mujer sin cuerpo. Un espíritu con dotes femeninos. Una imagen transparente, delicada e inmaterial. Y eso es invisible a los ojos en su totalidad, como todo lo que cautiva y enamora (o perturba) enormemente. Lo esencial es.. -todos sabemos la frase.
 
Según las arcanas historias, Melany es una doncella que se presenta no muy continuamente, mas aún, es inesperada e insólita (prima la casuística). No respeta horarios, programas, lugares, ánimos, ni escondites. Mujer que corteja a todo hombre de este mundo, sin embargo, ningún hombre jamás desde la época de los Valar pudo ganarla o conquistarla. Aquél que estuvo a punto de tenerla, tocarla, entenderla o estudiarla, ¡la perdió! Desaparece cual estrella fugaz, y a su paso, no deja rastros; solo sus pisadas fuertes y lastimosas sobre el ánima que se le ha antojado caminar.



Ella misma es un misterio que poetas y escritores han querido develar por muchos siglos. Mas ninguno, pudo describirla tal cual es y tal cual opera, pues para cada víctima trabaja de diversas formas (casuística pura). Han podido esclarecer objetivamente  que su belleza es singular: porta rubios cabellos y ojos iris; su vestido es blanco inmaculado, pero al mismo tiempo gris nublado (dicen que es una mortaja pero al mismo tiempo no lo es). Tiene como hábito seducir, preferentemente, mortales sentimentales, con temperamentos nostálgicos (melans). Si bien embriaga en general, en estos ha depositado su confianza -la flaqueza sentimental de estos le permite a Melany ganar batalla prontamente.
 
Pero dejando las observaciones, quiero contarles y compartirles, que últimamente he podido verla. He podido observarla. Me tocó el turno de caer en su seducción. En un lapso de segundos y luces rápidas, la estudié. Me embriagué de sus vinos y venenos, me encanté con su mirada fija y su belleza inigualable: ¡jamás vi mujer así! Se podría decir que: "qué bueno era estar allí.." Pero tan pronto como la vi, rápidamente desapareció. En un abrir y cerrar de ojos se había hecho invisible. Mi gozo infinito había cesado; mi júbilo se había marchado; mi sonrisa, de ver tal belleza, se había destruido,.. y lentamente se fue gestando en mi una vorágine, miles de sentimientos cobraron vida en mi interior, y ya no había calma, al contrario, todo era enojo, dolor, envidia, añoranza, tristeza. Llantos y gemidos se vivificaron, me cubrieron como un manto; ya no podía ver, pensar, ni actuar. Las palabras me cobraban por salir. Los movimientos tenían pereza de obedecer. Y mi mente naufragaba en el océano tempestuoso y lúgubre de las ideas.
 
¡Sufría!.. Me dolía el alma y se sumaban los sentimientos nombrados, porque la había perdido. A ella, a MELANY la había visto, y no pude agarrarla; ¡huyó! Por primera vez observaba algo así. ¡Y lo perdí! Y eso me dolía, no haberla conocido más, no haber contemplado por tiempo extendido su fulgor y su belleza. Era un sentimiento (o conjunto de ellos, ya no sé) extraño. No sabría definirlo.. (para los que buscan definiciones, disculpen). Pensé que estaba loco, enajenado. Pensé que era una ilusión, y me dolía un sin sentido. Algo en el alma gritaba y rugía, pero sin explicación.. Estuve sin juicio por un momento, y traté de dar las explicaciones más escuetas de psicología que me enseñaron en el colegio de los marxistas, pero el dolor persistía: el sentimiento de pérdida, la tristeza, el silencio insoportable, la soledad cruel,.. ¡la muerte! Un ortodoxo lo define como: abatimiento; disgusto sin causa precisa que ataca subrepticiamente. ¡Eso mismo! No encontraba precisión hasta que.. ¡volvió a aparecer! ¡QUÉ ALEGRÍA! Me sonrió con su majestuosa sonrisa, perfecta, única, y con un gesto, pareció burlarse de mí (creo que fue una mueca bien femenina..). Y al ruido de un bocinazo infernal, ¡desapareció otra vez!
 
De vuelta volví al desconcierto y a la oscuridad. Los mares de mi interior volvieron a rugir: -"¡¡Hay tormenta!!" -gritaban los marineros... Me sumergí en las ascuas de mis cavernas; me ahogué en la tristeza; las lágrimas eran mi vino y los sollozos mi lema. -"¿No estaría loco de vuelta?" -me dije. ¡Por supuesto! Todo el día estuve cabizbajo y somnoliento. A cada hora me interrogaba si lo presenciado era sueño o realidad. Eso me hacía más desdichado. Vagaba en el vacío.. Estaba desorientado.. ¿¿¿No estaba sin juicio en serio???
 
Con el pasar de las horas desapareció el fuego. Había olvidado el recuerdo de esa tal MELANY y ya casi ni la recordaba. Mi mente y mi razón solo maquinaban una urdimbre de pensamientos `lógicos´ de lo que había pasado -me puse triste por nada..; estoy pasando un mal momento..; me va mal en la facu..; no se orar..; ando mal en el amore..; parezco infeliz..; etc..- y con esto justificaba la incertidumbre de mi vivencia.
  
Al tiempo de relajarme y encontrar la mejor justificación de mi grave inquietud, encontré un papel en el escritorio, casi roto y doblado -esos papeles anotadores como llama la gente- y allí estaba escrito: "LA VI. BELLEZA ANGELICAL. FULGOR". Estas fueron las pocas palabras que logré manifestar después de un éxtasis de verla. No me viene a la mente en qué momento pude tomar mi pluma y garabatear. Terminando de leer, ahí la recordé. Me vinieron a la memoria sus cabellos, labios y ojos.. Su figura esbelta y encantadora.. Su ropaje blanco y de platino..

 Mi inteligencia estuvo a punto de explotar, mis silogismos casi revientan, la razón a un paso de perderse..
 
¡Y comprendí! ¡Lo comprendí todo! Me sentía un hobbit agarrando el anillo. Consideré a toda la humanidad estulta e ignorante.. Pues,, ¡yo sabía el secreto!
 
Descubrí cual tesoro escondido, que aquello que los mortales llaman "melancolía", era Melany, que, con sus encantos y artilugios, llevaba a todos de las narices. Pero no, no pudo contra mi. ¡La agarré! Ingenua..
 
Pronto corrí a compartir mi sapiencia con alguien que capaz había visto lo mismo que yo, pero.. ¡nada! Me tildaron de loco, de niño caprichoso, y cambiaron de tema. ¡Insolentes! Verán como sufrirán los ataques de Melany, sin encontrar respuesta..
  
Esta es mi historia: aquel que quiera creer, que crea. La que causa la humana "melan", dirá Don Ojota, es la araña Melany. ¡YO LA VI! Aunque todavía me suele atacar esa melan.. Pero, ¿cómo? Si ya la superé. La vencí. Sin embargo, al tiempo entendí que Melany era poderosa, muy poderosa. Por más que no la haya vuelto a ver, mi alma se desconsolaba por querer recordar u observar aquella imagen de mujer. Al menos ahora comprendo, el dolor de los hombres, ese dolor sin sentido. ¡Es ella! Espero que puedan verla, y así me comprenderán. Le encontré el sentido a la melancolía sin sentido.  Otherwise, sigo sufriendo. Me impaciento por escribir otro vez para esclarecer más el tema.

¡LA SEGUIRÉ ESTUDIANDO Y LOS PREVENIRÉ DE SUS ARTILUGIOS!
 
 
The Young Writer