viernes, 29 de noviembre de 2019

Las Tres Edades de Be-Vida Interior (PARTE II)

(La primera parte de esta entrada puede usted leerla aquí.)

Hijos míos:

Luego de meditar largos años respecto a las edades y el flujo de la bebida interior, creo poder darles apenas un esbozo de la segunda etapa. Como el rayo nocturno que ilumina un instante el camino, procuren así recordar ustedes lo que les vengo a mostrar. No puedo decirles todo, pues hay realidades que las palabras no alcanzan a describir. Vívanlo ustedes mismos, y sabrán de qué les hablo.
Quiero que entiendan que nuestra época tiende a destruir la cultura en cada detalle. No es difícil observar de dónde vienen y a dónde llevan nuestros hábitos. En este caso es igual, y más aún en el noble arte del beber. "Dime qué y cómo bebes, y te diré quién eres". ¿Cómo podemos despreciar así nuestras costumbres occidentales y cristianas de dos mil años, al primer trago dulzón que se nos cruce?. Pues beban eso, que es lo mismo que usar chupines en la vestimenta, escuchar cuarteto en la mañana, construir casas cuadradas, y ver televisión. La tiranía del mal gusto es un fruto podrido del hombre posmoderno. Pero volvamos a lo nuestro.



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Superada la etapa del principiante, es menester que el gusto sea purificado. Para esto, debe haber una muerte al sentido que nos libere de los peligros sensibles, y nos lleve a un deleite superior. Como todo lo provechoso en la vida, se obtiene a base de paciencia y esfuerzo. Lo mismo pasa aquí.
Pero antes que nada, y por mi gran compasión como maestro, os mostraré algunas cuestiones sobre el vino, que son dignas de meditación.
En primer lugar, sepan que no es casualidad que la uva dulce y deleitable deba ser triturada, aplastada y ser modificada en su esencia por un agente externo a ella, ya que por ella misma no podría progresar en su naturaleza. La graduación alcohólica ya es superior a la cerveza, por lo que implica un esfuerzo mayor. Supongo, que no debo ya aclarar las similitudes con la vida interior.  La levadura  viene a consumir lo más sabroso de la uva, que es su azúcar, y lo transforma en un compuesto de sabor más amargo e insípido, como es el "etanol" (alcohol de las bebidas, de dos carbonos, cinco hidrógenos y un oxidrilo C2H5OH). Terminada su fermentación, debe pasar largos períodos en la soledad y el silencio de una barrica en una cava húmeda, oscura y apartada del mundo exterior. Pues sí, mientras los hombres van y viene en sus afanes, el vino permanece oculto, madurando lentamente, sabiendo que el tiempo de la pascua llegará algún día.
Ay! amigos míos, cuantas cosas me gustaría contarles acerca de las maravillas de esta bebida tan religiosa, mas el tiempo apremia, y esta carta debe llegar a tiempo.
Observen, en segundo lugar,  como la vid siempre estuvo ligado a la actividad religiosa del hombre. El hombre es un ser religioso y está hecho para el culto.  Justamente la vid se expandió por el mundo a raíz del culto. Es por esto que los hebreos lo utilizaban en sus ritos, los egipcios creyeron que la borrachera era una posesión de Osiris, los griegos en Baco, y nosotros gracias a los jesuitas que nos trajeron la cruz a América, la utilizamos en cada Misa. ¿Cómo osan, malvados, puercos rastreros, cambiar con risitas cómplices, esta bebida por un campari?. Sepan disculparme, pero si les reprendo es por el amor que les tengo.

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Decíamos que nuestro discípulo fue introducido al mundo de la bebida interior. Aceptó alegremente el ejercicio del beber, mas, su fidelidad al camino sigue contaminado por la manifestación sensible del gusto. Es por esto, que la mayoría de los seres sucumben bajo la nueva etapa, y cuando beben un vino, se vislumbra en su rostro una expresión amarga, como el niño que prueba por primera vez un limón. Y se preguntan si valdrá la pena seguir bebiendo una bebida mas fuerte y con menos sabor, habiendo tantas propuestas de bebidas suaves. Es lo mismo que le ocurre al creyente cuando la oración deja de ser apetitosa, la vida cristiana se vuelve ardua en el ejercicio de las virtudes y la renuncia del mundo comienza a pesar al observar con cuánta aparente diversión se maneja la gente. Mas, si continúa decidido y a pesar de los pesares, poco a poco comenzará a desarrollar un paladar más noble, más sutil, que lo llevará a grandes delicias insospechadas. Quien nunca llegó hasta aquí, jamás podrá entender mis palabras, pues aún habita en la caverna.
Sin embargo, en el transcurso del camino, aparecerán como en la primer etapa nuevos enemigos. Esta vez más sutiles, mas encubiertos, que estén a la altura del desarrollo de nuestro aprendiz, como los pecados capitales... ESPIRITUALES.
El más tirano de todos ( y aquí planto bandera en una loma, saco mi espada, y los espero de a uno) es el fernet. Algunos me dirán que no ha sido aún prohibido por ninguna encíclica, y que el mismo autor ha sido sorprendido tomando algún vaso luego de comer una carne asada. Y ambas cosas son ciertas. Pero no me nieguen que la tiranía del fernet ha ido muy lejos. No conozco reunión entre cristianos donde falte este maldito jarabe, faltando en tantas el magnífico fruto de la vid. Que uno tome un vaso, es como quien acude una vez a una Misa Ortodoxa, por supuesto que no hay riesgos. Pero la insistencia en esto, sumado al abandono de lo otro, transforma este obrar en un acto de destrucción del cristianismo entero. Pues estancado en este petroleo, volveremos a las bebidas capitales de la etapa anterior, y despreciaremos el vino, dejando para siempre la senda que nos conducía al paladar noble. He aquí el sutil y demoníaco peligro del fernet, bebida sin historia ni raíces. La segunda es el ya mencionado campari, muy propagado entre las cristianas de la época. El gancia entraría entre los pecados más burdos cual es la lujuria. Los vinos edulcorados con mosto concentrado son la representación palpable del progresismo. El pisco, que siendo un destilado, no le da ni para entrar en las bebidas de la próxima etapa, al igual que el singani. Por último, la suma de todas las herejías, la maldita y depravada sidra.
Mas debo decirles hermanos, que si llegados hasta aquí, piensan que han adquirido la plenitud de la bebida interior, sepan que el vino aún posee aromas y sabores detectables, y que el bebedor puede descubrir realidades aún más sublimes.


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Como verán, muchas son las tentaciones y largo es el camino. No os preocupéis, si en una charla noble, con bebedores fieles a la tradición, alguno sucumbe a los duendes y queda postrado en el piso. Todo es parte del aprendizaje, y es mejor fallar por exceso que por defecto. Solo quien logra ser molido y fermentado por la levadura, perseverando ingresará al siguiente estadio, a la etapa puramente religiosa, al purificado fluido sin color ni atracción visual.
Concluida este etapa, nuestro bebedor ya poseerá una sabiduría especial y ya no lo tentarán las vanidades, pues ha contemplado la luz. Observará entristecido, como los demás no son capaces de salir del chiquero en el que se revuelcan una y otra vez, y será motivo de mofa para todos. ¡Soberbio, mal espíritu, refinado! gritarán por ahí... Pero ya no tendrá regreso al mal, pues ha comprobado cuál es el camino. Solo le queda un salto de fe.
¡Qué dicha la de los amigos que llegan juntos aquí, pues su amistad tendrá el sabor a vino añejo!

CONTINUARÁ...

DON VIRULA DE LOS GAMOS


3 comentarios:

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  3. Estimado Don Virula: me arrimé para ver por encima nomas, pero ud. logró que terminara felizmente su escrito. Me ha resultado sabroso, no solo por la interesante e intuitiva analogía con la vida espiritual, sino por ese tránsito desde la vulgaridad a la nobleza del beber que ud. describe sin desaciertos... se ve que va haciendo camino al andar. Enhorabuena.
    Sepa que lo acompaño en su pensar.
    Desde la soledad de la marinería su

    Capitán Dalroy.-

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