Oye, Siervo sostenido,
por el siempre Padre amante,
el corazón anhelante
que busca en Ti ser querido.
Querido en el Dios bendito
que sólo en Ti se complace
por ser El que todo lo hace
conforme a lo que está escrito.
¡Ínsulas! ¿Y por qué cantan
si no hay ley sobre la tierra
ni justicia verdadera
que devuelva la esperanza?
Es el Justo quien avanza
como Lumbre incomparable
como Cordero triunfante
a traernos la bonanza.
-D.H.-