lunes, 5 de junio de 2023

Pablo d´Ors y la escritura como ejercicio espiritual.

 

Queridos amigos gallardos:

Es de mi agrado presentarles a un hombre especial de nuestra era. Su nombre es Pablo d´Ors, y es español. Sacerdote y escritor, lo conocí hace un año, aproximadamente. Fue una bendición haber llegado hasta él, por los caminos de la imparable búsqueda existencial. Mi encuentro con él acaeció en la librería Ágape de nuestra comarca. Tomé un libro que se encontraba en el escaparate de las últimas novedades. Su nombre era: "El olvido de sí". Y lo abrí, y me puse a hojearlo. Lo que me había atraído fue la tapa misma del libro en donde se encontraba una ermita que ya había visto antes, y que tanto me gusta y me cautiva (después me vine a enterar que se trataba de la famosa ermita donde vivió un buen tiempo hasta su trágica muerte el santo Charles de Foucauld en Tamanrasset, Argelia). Pero también me atrajo el nombre del autor, al que asocié con otro escritor de renombre, aunque no había leído nada de él (Eugenio d´Ors, abuelo de Pablo d´Ors). Finalmente lo que me terminó de convencer de llevarme el libro, luego de haberlo hojeado rápido pero atentamente, era el tema de la obra: precisamente la vida de Charles de Foucauld. Ésta figura, desde hacía ya un tiempo que venía persiguiéndome, provocándome y admirándome. Por lo que no dudé un instante más: parecía que el mismo santo quería entablar relación conmigo. En verdad, la relación que desde allí comenzó a florecer fue de a tres: Charles, Pablo y yo. Porque Pablo, el escritor español, utilizando el recurso literario de la biografía, se metía en el corazón mismo de Charles quien, en el libro, es el que relata sus asombrosas vivencias en primera persona, cual si se tratara de una autobiografía. Pero agrego algo más, con el peligro de que esto ya suene a trabalenguas, leyendo con fruición el libro descubría en lo que leía como una especie de "autobiografía secreta": me iba reconociendo paulatinamente en el itinerario -interior- que el mismo Charles iba describiendo en su diario personal (¿o era Pablo d´Ors?). Como sea, uno me llevó el otro y el otro me llevó al otro, y al mismo tiempo los dos me llevaron a mi propia interioridad y a Dios. Y éste fue, en definitiva, el gran descubrimiento para mí. Ésta, la bendición que dije al principio.

En cuanto al "Hermano universal", con este libro de d´Ors se terminó de confirmar en mí la sincera admiración y profunda devoción hacia este increíble santo de nuestra época moderna. Mucho más podría -y sería justicia, en verdad- hablar sobre este amado hermanito de Jesús. Pero no es el motivo de la entrada de ahora. Me interesa presentarles a Pablo d´Ors, pero era necesario que supiesen cómo comenzó, ahora sí, mi relación con este excelente escritor y gran contemplativo. Acabado el libro "El olvido de sí", que tanto lo subrayé, meditando y orando con sus textos, quise seguir bebiendo de la sabiduría de su Autor. Asique continué buscando para saber más de él por internet, y fue en You Tube donde empezaron a aparecer muchas conferencias de él, a cual más jugosa e interesante que la anterior. Sus temas principales son los grandes temas del hombre de siempre (amor, persona, comunión, dolor, luz, oración, silencio, servicio, plenitud, sentido, vida, verdad, misterio etc.). Parejamente buscaba más libros de él para leer (tiene una docena escritos a la fecha), pero no podía hallar otro suyo en las librerías de nuestro pago. Fue en Chile, en una librería comercial, donde encontré nuevamente en la vidriera el último libro suyo: "Biografía de la luz", una lectura mística del Evangelio (2021). Nuevamente me devoré el libro, e hice mal, pues hay que alimentarse y nutrirse con obras así (por eso ya lo releeré con calma, cuando Don Virula me lo devuelva...). Poco después, me leí su otro librito famosísimo titulado "Biografía del silencio", cuya obra lo había posicionado mundialmente como buen escritor dado el éxito editorial que tuvo. No lo leí porque fuera un "best seller", claro está, sino porque su Autor me tenía "enganchado". Sin embargo, no me resultó gran cosa este último en comparación con los otros dos, aunque contiene su enseñanza, indudablemente. Y el último que leí de él -por el momento-, uno de los últimos que escribió también (2017), fue "Entusiasmo", una obra de ficción en donde Pablo d´Ors relata su autobiografía. ¡Impresionante!

Empero, no quisiera cansarlos más con esta introducción, que me parecía por otra parte oportuna también para dar cuenta de cómo los lectores (la mayoría de los Gallardos que seguimos de camino) nos vamos relacionando con los libros y los autores, que a su vez nos llevan y guían hacia nuevas relaciones, que también nos seguirán abriendo nuevos rumbos. Son historias mínimas y bellas que van formando parte esencial de nuestra propia biografía, animada siempre por la búsqueda eterna del corazón, de la belleza, del amor, de la sabiduría y de la felicidad. De Dios. Aún así, también me motivaba compartirles estas experiencias para que se animen a leer alguno de los libros mencionados, o cualquiera que encuentren de este hombre porque, les aseguro, no los defraudará. No los defraudará, si son auténticos buscadores de la verdad y amantes de la vida plena.

Ahora sí me voy despidiendo, dejándoles en el post una maravillosa conferencia que vi hace poco del citado escritor en donde presenta y enseña un tema especialmente importante para este blog de jóvenes escritores -o que intentan serlo-, amigos todos, que tenemos Fe en un mundo incrédulo y acédico. Realmente entusiasma esta exposición magistral, en donde la poética y la mística se besan. Y no digo más... Sólo dejo a continuación una racimo de frases, casi a modo de sentencias sapienciales, que fueron apareciendo durante la charla y que un servidor fue apuntando cual abeja que liba delicioso néctar para la gallarda comunidad literaria.

Atte.,

H.

***

"El silencio nos cambia a nosotros. Las palabras cambian el mundo".

"La poética de la mística es cómo hacer que las palabras nazcan del silencio (de la oración)".

"La novela es la épica del individuo".

"Un buen escritor es, sobre todo, el que sabe generar expectativa, suspenso".

"Todo buen escritor debe acabar en «¡fuego!»: incendiar el corazón de sus lectores".

"El escritor es el creador y el orante es el testigo. El prototipo del escritor es la Virgen María porque de su nada, de su vacío, de su virginidad y disponibilidad, da a luz la creación más perfecta: Jesús. Y San José es el testigo silencioso por antonomasia de este milagro".

"Si hay experiencia (contemplación) y expresión (creación) nace algo hermoso y único".

[Tesis] "La escritura creativa puede ser -y de hecho es- un ejercicio espiritual".

"Espiritual significa conciencia del cuerpo y de la mente. Espiritualidad es conciencia de lo natural. Escritura espiritual será aquella que haga justica narrativa a lo que el hombre es, que de una imagen lo más completa e íntegra posible del ser humano, y el ser humano es: cuerpo-mente-espíritu".    

[Condiciones del Escritor] "Los auténticos escritores son los espirituales".

"Un escritor nace de una tríada: una vocación, un oficio y un estilo de vida [los libros, los otros, el escritorio]. Vocación es una voz interior que te dice «escribe». Oficio es responder a esa voz poniéndola por obra".

"No basta ser llamado, hay que dar tiempo. Dedicar tiempo a la escritura (como a la oración) es frustrante". 

"El escritor (como el orante) lo es siempre, no sólo cuando escribe (o se sienta para rezar). El escritor va teniendo en su vida poco a poco un actitud creativa (como el orante una actitud contemplativa)".

[Los libros] "Es la expresión de otros la que de alguna manera despierta el deseo de la tuya propia". 

"El primer consejo que le doy a los jóvenes que quieren escribir es: «lean mucho». La escritura nace de la lectura. Los libros son hijos de los libros".

"Escribir es insertarse en una tradición literaria".

"No podemos no escribir al principio al estilo de los que admiramos. Por eso la principal virtud del escritor novel es la admiración".

"La adquisición de la originalidad, de la propia voz no se llega sin pasar por voces ajenas. Es el otro el que te conduce a ti mismo. Esto cuando uno es joven no lo entiende, pues piensa que está copiando. ¡Copiad todo lo que queréis!".

"La palabra propia nace de la ajena".

[Los otros] "Un escritor es alguien que se interesa por los demás, por el otro. Pero al principio es egocéntrico, pero luego debe atravesar ese ego."

"¡Los escritores buscamos hermanos!".

[El escritorio] "Es el templo del escritor".

"Debe ser una certera combinación entre orden y caos que da como resultado la belleza y la verosimilitud".

[Práctica] "Lo primero es la mano. Escribir es, primordialmente, un oficio manual. ¡Hay que fiarse de la mano!. Escribo primero, y me encuentro con la idea. Las ideas nacen de la propia escritura. La escritura creativa te revela lo que tu no sabes que sabías. La escritura creativa, antes que un acto de comunicación, es un acto de revelación."

"Escritor es aquel que es capaz de soportar mucho tiempo su propia estupidez. La imagen que te devuelve lo que escribes es que eres un estúpido.

"«Una luz brilla en las tinieblas». Una flor nace de un estercolero. Escritor es el que tiene coraje y perseverancia para estar en el estercolero".

"Esto es un ataque permanente a tu vanidad. Los mejores libros salen de la muerte del escritor".

"La literatura que sale del «yo pequeño» es completamente prescindible, por ese debe morir. Sólo vale el libro que sale del «yo profundo», que es universal, y de éstos hay pocos".

"Para que el «yo profundo» nazca hay que purificar la mirada, el corazón; hay que redimirse. Y esto se consigue amando el camino. Poner el foco en el oficio de escribir, aunque no halla resultados".

"No se puede escribir (ni orar) con prisa. Hay que amar la escritura (como la plegaria) más allá de que venga o no la luz".

[Géneros fundamentales] "Ficción (actitud de demócrata) y ensayo (actitud de dictador)".

[Temas] "Vida, amor y muerte. Los buenos libros enseñan esto". 

"El drama de la separación (el peor: los ideales -mente- de los instintos -cuerpo-. Por tanto, el tema de la literatura es el corazón, la unidad".

[Conclusiones] "La mirada compasiva es más honda y lúcida que la despiadada".

"La literatura de la luz es un enorme desafío narrativo".

"Hay que escribir novelas que ayuden a bien morir".

"No se cuenta bien lo que no se vive".

"El dilema del escritor es: deslumbrar -se apunta a sí mismo- o alumbrar -da a luz a otro-"-

"El reto del novelista es: mirar la risa de Dios ante la ingenuidad del hombre y mirar la risa del hombre ante aquellos hombres que todavía creen en Dios".

[Final] "LA POÉTICA NECESITA DE LA MÍSTICA".





jueves, 1 de junio de 2023

Sobre el amor, la vida, el corazón, y otros fuegos...

 *Las notas a continuación, escritas de un tirón, son el fruto de varias charlas animosas y prolongadas con ciertos amigos gallardos, a saber: Don Virula de los Gamos, El Marqués del Godoy y Zaqueus de la Guerma. Aún así, cabe aclarar que todo lo expuesto en el siguiente texto, no necesaria y cabalmente responde a todo el pensamiento o criterio al respecto de cada buen amigo y mejor conversador que acabo de mentar. Por tanto, asumo la responsabilidad de lo que me brotó del corazón, y volqué ayer en el celular. No obstante lo dicho, sí me atrevo a afirmar que entre estos amigos, al dialogar gustosamente como habituamos, compartimos y cultivamos una actitud contemplativa, observadora y escrutadora ante los fenómenos y/o acontecimientos del hombre de hoy y su mundo, y especialmente de la Iglesia actual (aunque en los apuntes que siguen no trato explícitamente del tema eclesial). Y creo que esto es muy importante en la amistad -además de otras razones, indudablemente-: que haya una afinidad en la mirada, una simpatía común, un parentesco espiritual a la hora de contemplar la realidad de las cosas, de abrirse a la vida y a la verdad -que se traduce en un estilo determinado para charlar y, sobre todo, en unas ganas de escuchar al amigo interlocutor-. No puedo excederme ahora, en este punto, aunque quisiera (tal vez otro amigo gallardo de los mencionados podría recoger el guante literario) ya que estas breves líneas sólo pretenden ser una aclaración -tal vez, innecesaria- del escrito de marras que podrán comentar libremente a continuación, o sencillamente leerlo con atención y pensarlo -que si los lleva a pensar, creo que ya me daría por contento-.

H.

 

Claude Monet


Nacimos para gozar.

Experimentamos, por la tensión o el drama de nuestras vidas, el llamado vehemente e insistente a un gozo ilimitado y completo, perfecto y excelente que se padece porque se lo vive desde el deseo profundo del corazón. Y tal deseo nos hace sufrir constantemente por su contingencia y fragilidad, por su volatilidad y su tendencia radical a la dispersión y a la multiplicidad de los objetos y de las criaturas. Hemos dicho que el hombre es su deseo o lo que anhela. Que el hombre es el deseo que lo devora. Pero, ¿esto es así? En verdad no. 

El hombre es el corazón. El hombre es espíritu. Es consciencia, preferirán otros. Se mantiene la verdad de que el hombre está hecho para el gozo y la contemplación. (O que el gozo consiste en la contemplación.) Pero, ¿qué es lo que se contempla? ¿Qué es lo que causa gozo cuando se lo contempla? ¿Qué sea lo contemplado que produce gozo y claridad? El amor. Va mejor: el Amor, con mayúsculas. Entonces, el corazón, el hombre, está hecho, ordenadamente diseñado para el amor, para contemplar el amor. Contemplar es un modo de poseer, de recibir y de acoger lo contemplado, haciendo tuyo el objeto de contemplación pero también asimilándote a lo contemplado: este es el milagro de la contemplación amorosa, que une e integra, marida al que contempla con lo contemplado. Es, pues, la posesión de ese amor lo que colma el corazón de dicha y de quietud.

Nacimos para la contemplación del Amor.

Pero, ¿se puede tener esa experiencia ahora, aquí, en esta vida mortal? ¿Se puede vivir plenamente en nuestra condición humana, en y desde la herida esencial? La plenitud de la vida, o más exactamente, la plenitud personal que es la vida en abundancia tiene su significado y su orientación sólo y por el amor. Porque el corazón busca el amor esencialmente. Porque el amor es el ser y es la vida, y es la verdad y el bien. Y todo es uno y lo mismo. Y el corazón es uno y único, intocable en su ser propio. Y el corazón tiende con vehemencia a la Unidad y a la Perfección, en una palabra, al Ser. El corazón quiere el Ser, no otra cosa. Y nosotros sabemos -o vamos aprendiendo a saber en los caminos de la existencia- que el corazón empuja y retorna a la vez a ese centro y a esa raíz, a esa Nada y a ese Todo. No le molesta al corazón esta paradoja de su realidad íntima, de esta contradicción que se manifiesta y expresa ante el mundo. Al que es hombre de verdad, entonces, tampoco debería molestarle o angustiarle, o incluso hacerle desesperar, esta paradoja vital. Porque esta paradoja vital, y por aquí va un secreto, no hay que comprenderla; hay que asumirla y vivirla con intensidad, honestidad y simplicidad.

Es así que se podrá ir viviendo, ir sabiendo vivir desde ahora, una vida plena, libre y pacífica. Una vida donde haya luz, y ninguna sombra. Donde haya sinceridad pura, y ningún repliegue ni doblez. Donde haya humildad y comunión, y no la "soberbia de la vida" que destruye y que aísla. Con el corazón se vive en la intemperie, pero sin miedos; al contrario, sólo existe la confianza y el coraje. Con el corazón se vive en el océano, pero sin dudas ni vértigos; sino con espontaneidad y en el baño inmenso del sosiego y del silencio, que nadie ni nada podrá arrebatar. Porque el corazón también es -o, por lo menos, éste es su hábitat natural-: el océano y la intemperie. Y la majestad de la montaña, donde el espíritu se encuentra en su lugar.

¿Se puede vivir así? ¡Hay que vivir así! Si queremos, precisamente, vivir: ¡éste es el único camino! Camino que al mismo tiempo es, en verdad, posición y estancia. Presencia. Instante presente. No hay caminos para el corazón. O él mismo es el camino. O, quizás, todo lo que llamamos "camino" sea el viaje hacia el propio corazón, es decir, la búsqueda del hombre. Y cuando esté el hombre, entonces sí, ya estaremos en condiciones de vivir la vida como hay que vivirla. Como el Ser impele y atrae a vivirla. O se vive únicamente así o no se vive de ninguna manera. O alumbramos el corazón o abortamos.

Porque si se vive, se vive en la verdad; en el amor y en el dolor a la vez. De lo contrario, estaremos condenados desde ahora a llamarle "vida" a lo que no es otra cosa que "muerte", falsedad, mentira. Esta impostura de la verdadera vida es lo que propone, o, más bien, impone el mundo de hoy al hombre gregario. Esta sociedad que es fundamentalmente consumista, ególatra e hipócrita, e irremediablemente superficial. Todas las estructuras temporales y todos los esquemas formales de pensamiento hay que destruirlos en uno, para que, lentamente y delicadamente, nazca el Hombre con corazón, del propio corazón. El Hombrecorazón. Esto entiendo por "abolición del hombre": todo conspira para que no nos volvamos al corazón.  O dicho de otra manera, para que no nos encontremos con nosotros mismos. Y si esto no acontece, en cuanto antes, ¡ay de nosotros! ¡Amalaya con tales existencias! Ésta es, quizá, la crisis profunda que atraviesa la humanidad en nuestros días. Porque ir al corazón profundo- ser hombre- me vuelve humano, y por lo tanto solidario con los otros hombres, sin hacer acepción de personas. Aunque lo principal de esta tarea -y esta gracia- es que, retornando al corazón, no sólo arribo a la humanidad sino que descubro -otro gran secreto- divinidad...

Sí, hay divinidad en mí, además de humanidad. ¿Por qué se le dice a la gente otra cosa? ¿Por qué se le miente, se la maldice y atormenta sin llevarla a esta realidad profunda y esencial? ¿Por qué se la juzga y condena previamente arrinconándola en los márgenes de la civilización? Hay un dios en tal enfermo, en esa prostituta, en el borracho aquél, en este mendigo. En la viuda y en el huérfano se esconden cielos inexplorados. Sólo el FUEGO puede despertar a los deshechos humanos del sueño infernal, de provocarlos y elevarlos, aunque sea por un breve instante, a la altura de su condición humanodivina. Para eso hay que ser fuego, y sólo el corazón es el receptáculo adecuado para el Fuego que siempre está viniendo, para todos los fuegos que han de incendiar la tierra hasta la consumación de los siglos.

Es cierto que hay otros Poderes oscuros y ocultos muy interesados en que los hombres no lleguemos a esta certeza y convicción inamovibles, a esta claridad y orden en el misterio de nuestra creación y de toda la Creación. "Somos eternos, somos eternos, somos eternos". Este es el rumor de nuestro latir que oímos diariamente, todo el tiempo y en cualquier parte. Todo esto tiene un nombre -entre varios- en la tradición bíblica y cristiana: 《VIDA ETERNA》. ¿Y si la recibimos de una buena vez? No hay otro requisito que éste: abrir los brazos. Tener sed, querer recibir. ¿No es hora de creer que en nosotros hay realmente Vida Eterna? El corazón, hablando con propiedad, ya cree esto; lo sabe, lo aguanta, lo es. Queda que nosotros descendamos hasta allí. ¡Qué sorpresa nos llevaríamos!

Sólo en el corazón habita la Presencia del Ser.
Sólo allí descubro Unidad, Orden, Verdad, Bondad, Belleza y Perfección.
Sólo desde allí podré vivir en serio y a fondo la vida, y me daré cuenta que esto significa vivir para los demás. Que el corazón busca corazones. 
Este es el dinamismo fundamental del espíritu, que es sabiduría y es misericordia.

Que amor busca amor.

Que amor saca más amor.

Que amor se paga con amor. 

Que todo es amor.

Que《el amor es más fuerte que la muerte》.

Que《DIOS ES AMOR》.

 

 D.H.