Cabe decir, antes de comenzar, que el Problema con las Aventuras pertenece a aquellos que resultan antagonistas del gallardo. Aquellos condenados a tratar de ser felices sin importar como y donde, aquellos que no se encuentran, aquellos que no ironizan y que se afanan por crear un mundo sin encanto alguno...
El Problema de las Aventuras es una conclusión a la que se a llegado gracias a muchos "problemas" anteriores, entre ellos esta la sensación constante de vigilancia que sufren los jóvenes, el Mundo Espiritual y la Falta de Originalidad.
El Primero de estos subyace en una idea cristiana corrompida que nos lleva a complacer al prójimo en lugar de amarlo, los jóvenes de hoy son vigilados por sus congéneres con quienes tienen una relación de Gran Hermano. Viven para que otros los admiren, comunicando sus vivencias a través de Istagram, Facebook, Snapchat, etc. Son egoístas y solo se preocupan de los demás conforme a si son o no una audiencia. Desde publicar fotos de vacaciones a usar la sensualidad como arma para llamar la atención, se usa a la audiencia para que diga (o pensamos que dice) "Oh que feliz debe ser" o también "Oh mirá cuantos amigos tiene", "Que buen asado se comió", "Que bien le queda la boina"
Esta gran exposición tiende a llenar de vacío a quién se expone. Una mañana 2000 seguidores son deslumbrados por su sonrisa, por la tarde todos le dan la espalda por que alguien sonríe más o mejor; o se pinta el pelo de rojo; o es más gracioso. Imaginen la frustración desgarradora que supone ser una estrella fugaz o no llegar nunca a serlo sin saber bien el por qué.
El problema del Gran Hermano puede llegar a los encuentros más cercanos. ¿Quién no se a reído de un chiste que no entiende solo por que los que tiene al rededor se ríen? ¿Quién no dijo alguna vez alguna idea que no entendía del todo solo para parecer un poco más inteligente?
El Segundo Problema es más evidente, "vivimos en el Mundo pero no somos de él", sin embargo muchas personas viven pensando que el Mundo es un gran lugar para estar. Se acostumbran, y gracias a esto comienzan cambios que nos atraen más a este que a nosotros mismos.
El problema del Mundo Espiritual no es, a mi parecer, que nos aleja de Dios, sino que nos aleja de nosotros mismos, nos desinfla, y nos transforma en esclavos. Zombies que caminan de aquí para allá siguiendo fines nobles atención, fama, gloria... pero sin esforzarse por ello. Pues el mundo los a convencido que la meta para lograr algo es la alta confianza en sí mismos, no la disciplina, ni el trabajo duro, ni la humildad. Por consiguiente el fracaso no se hace esperar y eso solo los destruye más y más.
El Mundo Moderno tiene varios Ídolos para solventar esta idea, los youtubers son unos de estos, personas jóvenes, millonarias por tener una estúpida idea, o una linda cara o saber contar chistes. Propaganda que la persona común consume sin límites.
El Tercer y último problema suele ser la falta de Originalidad. La masa de personas que no quieren estar dentro de la masa... tanto el primer problema como el segundo tienen participación en este dado que, gracias al "Gran Hermano" moderno, todos buscan ser famosos por hacer algo que otros no hacen. (Es casi gracioso que cada vez más chicas se pinten el pelo con colores extravagantes, pregonando ser diferentes) sin embargo le tienen miedo al rechazo y es por eso que les asusta hacer cosas que estén muy por fuera de la regla.
Las aventuras son contrarias a estas tres ideas y para demostrarlo tomaré la figura de Bilbo Bolsón.
Bilbo va contra el primer problema al no interesarle lo que dirían los demás ya que este se apellidaba Bolsón y estos eran muy respetados por no tener aventuras por lo que fue tratado de "raro" por quienes lo conocían. Contra el segundo porque una aventura nos pide alejarnos un tiempo del Mundo en el que estamos cómodos, el caso del hobbit es su querido Bolsón Cerrado y la Comarca. Y contra el tercero porque Bilbo hace cosas que podemos llamar "originales" sin buscarlo, obligado por la situación o por los enanos y no busca gloriarse de ellas, sino que las completa con la más firme humildad y sencillez.
Conviene recordar a este pequeño hobbit a veces, pues, a mi parecer resulta uno de los más grandes personajes tolkenianos, incluso más que Gandalf.
El Corsario Negro