miércoles, 31 de marzo de 2021

Isaías 50, 4-7: Canto I


Oído y lengua de discípulo

al Maestro.

Cotidiana apertura matutina

al Abierto.

Abatimiento insólito que toma

de lo nuestro,

y en Su docilidad pura se instala

en el centro

del hombre rebelde para curarlo

desde adentro.

Aquel Hijo de hombre que dió Su vida

siendo muerto.


Tú sólo nos redimes

Siervo Abyecto.


Golpear de atrás sin piedad y escupir

al encubierto

es cosa vil, pero mesar la barba

ya es siniestro;

mas dar la Cara más  bella del mundo

es egregio

y doblar la espalda en silencio es propio

del Esbelto.

Confusión y vergüenza para el cruel

y zopenco;

y al que se esconda en el Rostro del Siervo:

¡todo el Reino!


Tú sólo nos redimes

Siervo Eterno.


-D.H.-

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