miércoles, 22 de julio de 2015

Hasta pronto (..si no "viene pronto").

Estimados amigos,

Con varios queridos gallardos hemos concertado en cerrar -o más bien, "dejar en el olvido"-, por un período indefinido, el blog "GALLARDOS SIN GALA", que nos enorgullece y que nos convoca. 

Lo cerramos por varios motivos, pero uno de ellos, el de mayor peso, es porque los gallardos más jóvenes de la comunidad gallarda -me incluyo- necesitamos un tiempo de desierto (léase: silencio, soledad y recogimiento). En dicho tiempo, confiamos, y deseamos, profundizar en aquellos conocimientos que nos atraen y que nos transfiguran: la Verdad, el Bien y la Belleza.

Pues, hoy leía en la lectura del Evangelio, cómo Nuestro Señor decía a las muchedumbres la parábola del Sembrador. Y llegada la parte en que las semillas cayeran en terreno pedregoso y quedaran secas porque no tenían raíces, porque la tierra no era profunda, me acordé de vosotros, de vuestro lugar en la web, de vuestros experiencias compartidas. Y reflexioné, y dije: "no vaya a sucedernos a nosotros, gallardos imberbes, lo que les aconteció a los de este terreno pedregoso con la Palabra de Dios. Que, recibiendo la Palabra con tanta alegría, terminan por aflojar a causa de las persecuciones que trae necesariamente el amor a esa Palabra de Vida". En efecto, vosotros, nostálgicos predicadores de esa belleza que salva, seremos perseguidos -y ya lo somos- por buscar denodadamente esta belleza que nos hiere y que nos vuelve loco y que nos deja sedientos con una sed infinita que sólo nos podrá apagar esta misma sed Aquél que es la Belleza Infinita, y que nos salvó, y que se llama Jesucristo.

Hasta pronto, queridos hermanos de esta modesta fraternidad de frikis en potencia. Hasta pronto, amigos gallardos que andan sedientos por el mundo buscando esa Belleza que redime. Hasta pronto, don Virula, don Ojota, don Jema, y todos los demás que se mantienen firmes en esta nostalgia de Lo Eterno, que nos conduce y guía a "verdes praderas". Hasta pronto digo, que no hasta nunca, porque como dice Francisco Luis Bernárdez al final de su memorable poema "estar enamorado":  Es empezar a decir siempre y en adelante no volver a decir nunca.

...y es además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.



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