viernes, 11 de enero de 2019

Payada vieja

Queridos gallardos: este pequeño recitado fue uno de mis primeros escritos, notarán con facilidad la plaga que hay de errores de métrica y rima, pero les pido compasión y humor para no tenerlos en cuenta; cuesta quizá seguirle el ritmo, pero piensen que lo escribí cuando era apenas un niño. Sin más preámbulos, allá va:

Aquí me pongo a payar
invocando primero a Dios
jamás dejaré de cantar
ni de hacer sonar mi voz

Que me callen si quieren
que la enfermedá me gane
pero yo no voy a poder 
dejar como un infame

a la dama que en mi vida
es mi fiel compañera
 que es amiga consentida
y siempre estuvo cerca

Largas horas pasé junto a ella
bellos fogones y mucho tiempo
sentado escuchándola en silencio
y otras cantando a cuatro vientos

Si no fuera por mi amada
la más hermosa que'e conocido
no se qué sería de mi
sin ella no soy el mismo

Lo digo y reconozco
la quiero de sobremanera
tantas cosas aprendí d´ella
largos años llevó entenderla

De pequeño la conocí
y le agradezco mucho a Dios
porque no la dejé ir
y ahora es mi gran amor

Tantas cosas le debo al Señor
que no me alcanza pa' pagarle
por este inmenso regalo
nunca dejaré de alabarle

Me cambió la vida
admito con sinceridá
¡qué triste sería compadre
si no la hubiera visto pasar!

En ella gasto mi tiempo
ella me ayuda a pensar
la cuido como al oro
pues la quiero de verdá

Tanta gente la conoce
tantos la saben valorar
¡ay de aquel prosaico
que no la supo aprovechar!

Tantas cosas hay por decir d'ella
que mi letra no expresa
la llevo prendida en la sangre
pues su forma esplende belleza

Y no me canso de agradecer
a aquellos que me la enseñaron
a profesores y hermanos
y a Dios que la ha creado
la puso en la mente de un bravo
y a mi por fortuna ha llegado

Debo decirles, y voy terminando
por si no se han dado cuenta,
que hablo de mi guitarra,
la que en silencio rasgueando
ha escuchado todas mis tramas,
mis gozos y cuentas,
la alegría y el llanto,
mis gustos y mis mañas.

Cada payada y cada historia
siempre la cuenta una guitarra
remedio pa' la memoria
que canta proesas pasadas

Ella es el eco del tiempo
mostrando de la tradición su esencia
y si les digo esto no miento
es resonar de la providencia

Y a ella que si pudiera
me la llevaría al Cielo
ojalá que en mi último sueño
allí esté junto a su dueño

Espero que con mi muerte
la farra y ella no se añejen
aunque se diga que el instrumento
va muriendo cuando el cantor envejece

Y cuando éste entrega su alma
a Aquél que se la prestó
ella entrega su canto
al amado que la tocó

a ese que tanto amó
pa' que cuando llegue al Cielo
le diga al Padre Santo:
¡gracias mi Dios por tanto
por darme la voz y el canto!
aquí te entrego mis obras:
tonadas y guitarreadas
de vino sin borra,
que quedaron guardadas
en recuerdo que no se borra.

Brindo y obligo,
y que viva siempre latente
en la sangre de mi gente
pa' que nunca queden pendientes
guitarras llenas de polvo hiriente

y el espíritu noble jamás en reposo
brille como siempre ardiente
con fuego dentro del pecho
pa' que las venas queden calientes

con el fervor de aquellos gauchos
empeñados en todo ámbito
supieron usar sus hábitos
tanto en pelea y en canto

Entre gauchos y matreros
en noches de bailanta
no siempre peleaba el acero
pues se reñían con guitarras

Allí vimos proesas del hombre
en el arte del habla
y como jugando con la palabra
se dio la dignidad su nombre

Y ya me extendí de nuevo
y ahora en verda' los dejo
no pretendo más aburrirlos
con sermones ni consejos

Más un último aquí les dejo:
¡cuídense de ponerse añejo!
pues el diablo sabe por diablo
pero más sabe por viejo.



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