lunes, 30 de marzo de 2020

EN BUSCA DE VERDADES 1

El antiquísimo reloj de madera hizo sonar su campanada al son de un grave y
hermoso "Dong" indicando que eran las 23:30, supo así Zaqueus que debía
ponerse en marcha. Eligió esa hora porque entonces el reloj sonaría una sola
vez; de haber elegido las 23:00 hubiera tenido que soportar 11 profundos y
horribles "Dongs" (siempre había tenido un problema con las monótonas
campanadas del reloj, excepto claro a la 01:00 o a las 13:00).  Como si
hubiese estado afuera con la oreja pegada a una ventana, ni bien terminó de
sonar la g del "Dong", se escuchó un ruido... Digo ruido aunque conozca que
la intención del autor del mismo era imitar a una lechuza, pero
lamentablemente lo mejor que consiguió fue sonar como un secador de piso
raspando un desprevenido vidrio seco.
Salió Zaqueus con cara de "por fin", pues había pasado horas tratando de
adivinar por qué lo había convocado a la puerta de su casa, y lo que más lo
desconcertaba: ¿por qué le había dejado elegir el horario?
- ¿Qué hacés acá Pieter? ¿Estás loco?- dijo Zaqueus mientras salía de su casa.
- Vengo a invitarte a buscar verdades- Respondió el otro mientras hacía
"casita" con la mano para que el viento no le impida prender su pipa.
- ¿Verdades? ¿No podía esperar? Si nos encuentran en la calle nos van a llevar
en cana - Dijo Zaqueus bajando la voz mientras miraba los horizontes
moviendo la cabeza de un lado a otro.
- No, no puede esperar. Vamos.
Zaqueus no discutió más, parte por curiosidad, parte por intuición y
finalmente por confianza en su viejo amigo. Subieron ambos a la camioneta,
manejaba Pieter. Siempre manejaba Pieter, y sobre todo cuando salían a
buscar verdades.
- Terrible, ¿No?- Dijo Zaqueus mientras señalaba la calle con la pera,
haciendo alusión a lo impresionante que era no ver un alma en el pueblo.
Aunque más lo dijo para romper el silencio que había ganado terreno en los
últimos 15 minutos. La situación lo tenía nervioso y el silencio de Pieter, esta
vez, mucho más.
- Mhm - Respondió Pieter largando humo, sabiendo lo que pensaba su amigo.
Sin previo aviso, luego de doblar por San Martín Sur, frenó de sopetón el auto
y lo estacionó frente a una casa desconocida. - Vení, seguime - Zaqueus bajó
rápido y lo siguió de cerca. Tocó el timbre de la casa y quienquiera que fuera
la persona que abrió nunca lo supimos, pues la gente (que era mucha) se
movía para todos lados saltando. Ambos presumieron que saltaban para no
sentir el cosquilleo en los pies que producían los bajos vibrando al salir del
parlante que tenía tamaño de una heladera.

- ¡¿Qué hacen?! - Preguntó Pieter gritando para hacerse oír. (Podía llegar a
verdades muy ocultas cuando se lo proponía, pero nunca hubiese podido
imaginar que así era como la gente bailaba)
- ¡Bailan! ¿Qué hacemos acá?- Pieter asintió con la cabeza cuando escuchó e
hizo un ademán con la mano en señal de "vení, seguime". Caminaron juntos
atravesando ese mar de saltahombres hasta que llegamos al pequeño jardín de
la casa, donde había un grupo de unos 11 que habían salido a fumar. Entonces
acercándose Pieter les dijo:
- Buenas noches, amigos. ¿Sería alguno tan amable de decirme cuál es la
verdad que los ha convocado aquí esta noche? - 10 de ellos quedaron con cara
de "¿eh?", pero uno no (concordamos luego en que era el más inteligente)
- ¿Qué haces pa? Emm, mirá, si hablo por todos te miento, si querés podemos
charlar de "mi" verdad, que es la que me trajo, pero nos tomaría mucho
tiempo, y están poniendo unos temones...- Dijo esto último como quien dice:
"Por favor, otro día hablamos de la Sustitución Vicaria, ahora quiero escuchar
el concierto para violín de Tchaikovsky"
Se quedaron un rato más ahí dialogando con los saltahombres. En cierto
momento Pieter preguntó por qué no le tenían miedo al virus de reyes y por
qué no se quedaban en casa, a lo que una mujer de pelo corto respondió:
-¿Y por qué no te quedas vos en tu casa? Seguro dejaste a tu mujer allá
lavando los platos, eh?- Automáticamente los otros 10 cambiaron el semblante
amistoso y pusieron las miradas más duras y amenazantes que pudieron y,
aunque no lo fue mucho, ambos prefirieron irse (no porque temieran
enfrentarse a mano limpia, sino que el motivo no justificaba la acción). Luego
de ver que no había verdades allí para encontrar con los saltahombres (excepto
algunas sobre ellos), decidieron irse. O mejor dicho decidió Pieter, quien era
el que dirigía el curso de la noche.
Luego de subir a la camioneta de nuevo, se pusieron en marcha. Esta vez el
trayecto fue más largo hasta que llegaron a la ciudad. Ni bien entraron vieron
personas caminando por la calle, jóvenes ofreciendo atentamente un mate
caliente a ancianos, adultos yendo a visitar a los enfermos al hospital llamado
BONDAD (Justo antes de la B había una marca en la pared que estaba pelada,
al igual que después de la última D). Vieron en una plaza un señor vestido de
manera elegante sentado en un banco de madera, hablando con varios jóvenes
sentados en el piso. Zaqueus comentó al pasar: - Pareciera que dice grandes
verdades - El otro contestó - Si, pareciera... - Dejando un halo de suspenso.
Zaqueus nunca preguntaba cuando Pieter dejaba al suspenso predominar. Al
igual que en la casa anterior, se encontraron con que nadie les preguntaba qué
hacían allí. A decir verdad, el lugar era muy lindo y la gente se veía muy feliz.
Pero había un olor rancio allí; de seguro se encontraban cerca de un tiraje de
residuos o algún río que viniese contaminado de otro lado.

Encontraron a un hombre solo en la vereda; ambos presumieron que estaba
paseando su Summa Theologicae tomo 13 mientras fumaba un Habano
importado de Cuba y tomaba un vaso de Whisky; por el aliento adivinamos
que era Jack Daniel’s.
- Oiga, señor. ¡Pscht! - Dijo Pieter - Dígame, ¿Qué verdad los ha congregado
aquí?
- ¡Que va hombre! La Verdad, con V mayúscula, claro.
- Ahh, eso es bueno, sí sí... Y dígame ahora ¿Qué hacen todos en las calles?
¿Por qué los jóvenes toman mate con los ancianos? ¿Por qué la gente sigue
yendo a los hospitales a tener contacto con los enfermos, los debilitados ya?
¿Acaso no se han enterado del virus de reyes?
- Tonterías - Dijo mientras agitaba la mano como si mágicamente eso evitara
que la susodicha tontera llegara a sus oídos (Quizás quería pegarle un buen
revés, cual jugador de tenis, mientras aún viajaba por el aire) - El nuevo orden
mundial es un cáncer que hay que desestimar para que no te enferme, fijate:
un chasquido de dedos y tienen a todo el mundo metido en sus casas, tienen a
hermanos acusando a primos de hijas de vecinos de haber salido a la calle.
¿Qué será lo siguiente, que nos obliguen a renegar de la Fe? No señor, en esta
ciudad nadie estará de acuerdo jamás con el mundo. Es lógica pura, el mundo
está enfermo, cualquier cosa que proponga el mundo estará infectada... No no
no - Dijo como si por un segundo se hubiese planteado la posibilidad de estar
equivocado - es mejor que sigamos con la vida normal, estos son signos de los
tiempos finales ¡Santo Domingo Savio decía que él seguiría jugando!
¡Seguiría jugando!, qué magnífico... Pero yo, ay de mí tengo que orar para que
el Señor me perdone, soy el peor, el más malo de todos. ¡Santo Dios! ¿Se han
enterado? Ya hay 60 muertos en el país ¡60! Pero bueno, así es la vida. Me
sorprende ver caras nuevas aquí, no suelen llegar muy a menudo. Sobre todo
ahora que todo el mundo vive en paranoia, si supieran que Cristo volverá no
estarían tan preocupados por una enfermedad. Además, ¿conocen ustedes el
porcentaje de fatalidad que tiene? Es minúsculo, minúsculo... Hay más gente
muriendo de dengue y no veo a todo el mundo encerrándose en sus casas. Lo
único que digo es: ¿No será esto una estrategia? Un modo de entrenamiento
digamos; ya probaron el tema de manipular las masas, y les dió resultado.
¿Quién podría afirmar que no lo usen luego para perseguirnos? Aunque nos
harían un favor también ciertamente: la sangre del mártir lava todos sus
pecados, y yo tengo muchos, seguro, como todos. La gente no es consciente
per... -
Pieter subió la ventana y continuó manejando. Se alejaron de la ciudad y
terminaron en las montañas. Cuando encontraron un lugar apropiado, frenaron
y Pieter hizo un ademán con la mano como diciendo "Vení, seguime, dale no
te quedes atrás". Una vez sentados en una roca comenzaron a charlar, prendió
su pipa mientras cebaba mate.

- ¿Por qué fuimos a esos lugares? ¿Qué verdad encontraste que a mí se me
haya pasado por alto? - Preguntó Zaqueus
- Ninguna, al menos ninguna que importe ahora. Construiremos como los
antiguos, buscaremos la verdad primero diciendo qué NO es... Vamos por
partes, los primeros, los saltahombres... Saben menos de la vida que aquel
saltamontes que tenemos en frente. No representa un desafío muy grande
encontrar las no-verdades que los rigen, ni es muy provechoso hoy
desmenuzarlas. Hoy nos atañe concentrarnos en el segundo hombre. Nos
compete pensar en su postura; no elegimos al mejor representante claro está,
pero él tiene detrás (o debajo sería más correcto) una estructura que
emprendió una buena búsqueda y anda perdida en tonteras, como él dijo... Es
una cuestión muy fina, que yo resumiría en lo que hemos hecho hoy: Buscar
la verdad. Pues bien, el hombre con el que hablamos no buscaba la verdad,
sino que buscaba la trampa a la verdad. Es sumamente importante que quede
claro esto: para llegar a la verdad hay que atravesar y destrabar trampas...
Ahora bien, hay una trampa difícil de desentrañar y difícil de combatir. A mí
me gusta decirle "la trampa de las trampas", pues consiste en eso: en una
trampa que hace que uno busque trampas... Es un vicio horripilante que crece
paulatinamente en el corazón del hombre. Cuando lo prueba por primera vez
trae consigo un dulce sabor a triunfo y sorpresa. Esa miel amarilla y cristalina
es la más peligrosa de todas: ya no buscan verdades, buscan mentiras. Bien
podrían decirnos "buscamos mentiras para desestimarlas y llegar a la verdad
más fácilmente", que de hecho es lo que nosotros hemos hecho hoy... Y aquí
viene, el quid de la cuestión... A nosotros no nos importa la no-verdad, tanto así que si nos
topamos con ella, la rompemos y seguimos… El error es detenerse en los no’s
sin avanzar hacia los sí. Regodearse en los "no" hallados, ser un experto en
falacias más que un coleccionista de verdades. Como si un joyero valorara
más su negro terciopelo que la perla que luce sobre él. He ahí el centro de esta búsqueda, fue una búsqueda del "cómo buscar". Después el tema prudencial de cuándo es correcto, o lícito o incluso necesario señalar una con el dedo y acusarla frente al mundo, o frente a íntimos, quedará para otro día.
Hoy la cuestión central es si amamos más la verdad de lo que odiamos la mentira; si
celebramos más el hallazgo de una verdad que el encuentro de un error... Pero
ya me dio fiaca hablar - Dijo esto último con cara de sorprendido, pues él no
había querido decir eso, sino que una fuerza imparable empujó las palabras
fuera de su boca, tanto así que comenzó a tener sospechas... Ya dejamos claro
que Pieter era ducho en el arte de encontrar verdades ocultas. - Creo que tenés
que mirar al halcón que está volando sobre la montaña - Ni bien terminó de
decir eso un halcón apareció volando por encima de un monte nevado -
Zaqueus, no te asustes. Creo que somos parte de un cuento corto. Hasta recién
tenía sospechas, había notado algunas cosas raras, pero lo acabo de confirmar.
- ¿Y cómo? - Preguntó Zaqueus, sin haber querido preguntar, sino que de
nuevo la voz había sido arrancada de su interior.

El suspenso llenó el aire que se hacía cada vez más espeso, hasta tornarse en
neblina. Ambos percibieron que el escritor estaba intrigado.

- Cuando iba a empezar a hablar sobre el criterio que deberíamos tener algo
me frenó en seco y dije que tenía fiaca de hablar. Ahí pensé por primera vez
que pudiera haber alguien escribiendo nuestros diálogos y que se haya
aburrido. Luego pensé que no podía ser, pues quien empiece a escribir algo
tiene que saber que le va a dar fiaca en un momento, y en tal punto puede
dejarlo en "pausa"; y seguir luego. Peeeeero después pensé que quizás el tema
en sí también le dé fiaca, o que sea muy recurrente y se haya arrepentido.
Entonces hice una prueba, miré una montaña fijamente, no había nada pero yo
dije que había un halcón. Sabía que si había una persona detrás de todo esto
inevitablemente pensaría en un halcón, entonces éste debería aparecer, y
efectivamente lo hizo.

. . .

Ya nadie pudo decir nada.

Zaqueus comenzó a aplaudir, aunque no quiso. Pieter comenzó aplaudir,
aunque no quiso. Juntos comenzaron a sonreír, aunque no quisieron. Se
abrazaron sonriendo hombro con hombro y mirando el horizonte, y la imagen
de ellos comenzó a alejarse lentamente, para que lo último que haya de este
escrito fuese feliz. Para que la última cosa que se vea sea a Pieter, el buscador
de verdades, sonriendo abrazado a Zaqueus, también sonriendo. A fin de
cuentas, para que el escritor no sea presa de una imagen de tirano, de
manipulador de personajes falsos, de extorsionador de humanos ficticios.

2 comentarios:

  1. Interesante irrupción literaria, estimado Zaqueus. Su escrito nos ha dejando pensando, meditabundos. El mensaje de buscar la verdad sola, por ella misma, se encuentre donde se encuentre, es aleccionador y estimulante. Es cierto que cuesta, y que es peligroso, pero nadie dijo que fuera fácil. Y hay que hacerlo; más en estos tiempos. No obstante, es cierto que también a veces, "para rescatar la lumbre, hay que reconocer los alcances del eclipse; para recuperar la salus, hay que diagnosticar la infirmas"(Capona). Lo esencial es la rectitud de intención, la sinceridad y apertura de corazón, el celo genuino por la verdad. O en otras palabras, el amor, ya que se nos has prometido en la Escritura que "la verdad no se oculta a los amantes". Si esto está, el buscador de verdades puede tomar el camino que mejor le parezca, pues sabe que terminará llegando al Sol. Este es nuestro pequeño comentario a semejante relato que nos ha compartido.

    A su salud.
    Hilario

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  2. Caro Hilario, le agradezco su comentario, comparto el contenido... Cómo decía San Agustín: "Ama y haz lo que quieras".
    No obstante, el problema planteado en el escrito no lo considero como una intención torcida o mala, sino más como una "Tara", corriendo el riesgo de convertirse en vicio; lamentablemente una buena intención no nos salva de estas cosas, sino que además hay que aplicarla bien. No se trata de ir todos por un camino único, comparto también eso pero, por el camino que vaya cada uno, encontrará dificultades que sortear, y la de acumular no-verdades me interesa particularmente (sea quizás porque me aprieta el zapato).

    A la suya.
    Zaqueus

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