Después de haber creado Dios todas las cosas,
paseaba la gallina con el pavo, y éste decía:
-¿Sabe que puedo abrir
la cola como un abanico? Así engatuso a las pavas, con mi cola tan colorida y
vistosa.
La gallina, que no quería
ser menos, viendo que no tenía una destreza peculiar, dijo:
-Qué bien, señor Pavo, me
alegro por usted. Mi habilidad especial es saber volar, y volar muy alto.
El pavo, entristecido
porque la habilidad de la gallina era mejor, se marchó con la cola gacha.
Esto iba diciendo de sí
la gallina al resto de animales, y se iba ganando fama entre ellos, y ella
estaba henchida de orgullo y satisfacción, y convencida de su habilidad. Hasta
que un día, hablando con ella el pájaro carpintero, decía éste último:
-¿Sabe que poseo la
destreza de esculpir con mi pico un nido en el interior de un árbol? Así mis
crías están protegidas de toda acechanza.
A lo que respondió la
afamada gallina:
-Me alegro por usted,
señor Pájaro Carpintero, mas ya sabrá usted que mi habilidad especial es volar
bien alto, más que las águilas.
-¡No me diga! –respondió el
carpintero emocionado- Justo la semana que viene hay una exhibición de aves,
en el acantilado norte, cerca de aquí, ¿por qué no se inscribe?
La gallina, completamente
segura de sí misma y de su habilidad, respondió contenta:
-¡Por supuesto!, allí nos
veremos.
Y allí que se presentó la
semana siguiente. Había gran multitud de pájaros, de todos los tamaños y
colores. Y, uno a uno, se colocaban en el borde del acantilado y saltaban para
comenzar a volar, y hacían toda clase de piruetas y acrobacias, cada cual mejor
que el anterior.
Y le llegó el turno a la
afamada gallina, y todos contemplaban expectantes su caminata hacia el borde
del acantilado. Ella, convencida de su habilidad, se paró en el borde y pegó un
salto. Pero por más que agitaba las alas no conseguía volar, y cayó en picado
en el mar, y se ahogó en él.
Y es que:
“El que mienta, que tenga memoria, no vaya a
acabar creyéndose su mentira”
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E.N.
¿Será todo cuestión de memoria? No lo sé.
ResponderEliminarSi supiésemos recordar, esta prisión sería distinta... Y las gallinas tendrían su lugar. También las águilas.
Buenas tardes a este escuadrón de amigos poetas.
¡Adelante!
Cordialmente,
otro poeta.-