martes, 3 de octubre de 2017

Licenciado en Baldosas

"Padre, me acuso de haber pecado de miradas indecentes". ¿Cuántas veces hemos tenido que confesarnos de esto? Hay veces que lo hacemos de forma automática (no el confesarnos, sino el pecar), sin pensarlo, de tan arraigado que tenemos este vicio.

Pero, ¿de quién es la culpa? ¡Ah! La culpa se comparte amigo. Digamos que toda falta en sociedad, o toda falta que implica a otro, tiene dos caras, como una moneda: la cara de la falta en sí, y la cara del escandalo que se provoca por esa falta. Pongamos un ejemplo, hacer un comentario pecaminoso es malo en sí, pero también es malo por el escándalo que genera en quien oye dicho comentario, pues puede inducirle a pecado. Entonces, un pecado, por el escandalo puede transformarse en dos: el mío y el del otro.

Esto pasa con las miradas pecaminosas. Ellas visten provocativas, y nos inducen a pecado, ese del que tanto nos confesamos. ¿¡Que ha pasado con la moda femenina!? Ya la única moda femenina decente que queda es la que usan los varones... (y ni si quiera).

¿Mi teoría? Las mujeres han ido compitiendo con las damas de compañía, y les han ido quitando clientes, o mejor, se han convertido en ellas... Ha sido una especie de guerra fría, en vez de carrera de armamentos ha sido carrera de "desvestimento". Ojalá las mujeres de hoy vistieran como las cortesanas del siglo XIX... Pero no, ni las más recatadas. Para que vean un vestigio simbólico de esta guerra fría entre mujeres de mundo y de compañía, puedo nombrar el collarín que se usa hoy, de color negro, en rombitos, que envuelve la garganta. Diganme si ese collarín no era propio de las trotacalles del siglo XIX..., y ahora lo usan todas...

En fin, esta guerra fría perjudicaría, por pura lógica, al negocio de la prostitución pero, lejos de traer ese beneficio, conlleva el maleficio de perjudicar al varón. Y el varón cae frecuentemente, pues es su debilidad. Esto genera un ambiente social muy manchado, unas personas muy súbitas en pecar contra el sexto, por no hablar del noveno.

Pero, ¿toda la culpa la tiene la mujer? Obviamente  que no amigos, pero sí gran parte. Está el dicho castellano: "La ocasión hace al ladrón", pero no es muy cierto este dicho, pues puede haber ocasión sin que necesariamente haya ladrón. Mejor lo refleja el mismo dicho francés: "Vous serrez l'ocassion, vous serrez le larron", pues sin ocasión no habrá ladrón. Pero habiendo ocasión, el ladrón en potencia se puede contener virtuosamente. Y esto son las mujeres provocativas, ocasión de pecado, de forma que si evitasen la provocación, no habría pecados derivados de ella.

Y ese es nuestro deber: contenernos virtuosamente. Puesto que es difícil que modifiquemos la ocasión de pecado, habrá que redoblar esfuerzos por no caer en esa tentación.

Y ¿cómo?, ¡si es muy difícil! Aquí les traigo la solución compadres: Licenciatura en Baldosas.

Un buen católico debe conocer todas las baldosas de la ciudad, debe ser perito en ellas, debe llegar al punto de no ubicarse por calles sino por tipo de baldosas. "De mi casa al colegio voy por la vereda de baldosas grises y rugosas, tamaño mediano, giro después en la vereda de baldosas rojizas con blanco, para después girar en la vereda de baldosas grises con forma de rombo, una vez allí, la puerta del colegio está en la baldosa numero 97". Obsesivo. Pero al menos salva su alma. Conocedor de su debilidad, el buen católico va por la calle mirada al suelo, pues sabe que si levanta la mirada, alguna minifalda o escote le estará tentando. Y así, con el paso del tiempo, el buen católico se convierte en licenciado en baldosas.

Emigrante Nostálgico.

2 comentarios:

  1. Muy interesante reflexión compadre, además de cierta. Cabe aclarar que no va para nada en contra del "frente en alto" o "cabeza erguida" que tanto hemos escuchado aludiendo a malas situaciones o circunstancias.

    Siguiendo con su juego, se podría decir también que tarde o temprano el buen varón no sólo recibirá el título de Lic. en Baldosas, sino también el de Topógrafo, Cartógrafo, Agrónomo (pues cuando se canse de mirar el piso, habiendo desarrollado todos los músculos del cuello, opte por mirar la arboleda de las veredas (y todo el aprendizaje "natural" que esto conlleva de por sí)), el de obrero de suelos y calles, el de barrendero municipal (si levanta cada papelito que encuentre), y así una larga lista de títulos...

    Gracias por su nueva entrada, siga regalándonos sus cavilaciones que mucho nos hacen falta
    Saludos desde Los Gamos

    DCdB

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  2. Bellísima entrada Emi! Triste es en verdad la realidad de nuestras sociedades y su culto voraz a la sensualidad. Por nuestra parte simplemente quedan tomar las medidas más extremas, y no exagera al dar su opción, dado a que se evidencian la poca efectividad de otras. Le agradezco su entrada, que no decaiga la empresa!!

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