martes, 3 de abril de 2018

De cantos a poesía, de poesía a Vida

Si los antiguos griegos invocaban a las musas para que canten himnos a Zeus antes de redactar, bella costumbre, hoy yo escucharé cantos de alabanza al Señor para escribir las siguientes líneas, pues el tema que intentaré penetrar se relaciona en demasía.

¿Quién supiera explicar el poder que cargan aquellas ondas sonoras, las de la música, que, viajando hasta penetrar el alma misma, emocionan a cualquier gallardo?

Y es que, hay algo tan puro en la música, que reconozco inexplicable, más, si me permiten, intentaré compartir este pensar. Para comenzar debemos afirmar que ni la melodía ni las palabras están completas la una sin la otra, (de esto quedan eximidas las obras musicales que prescinden de palabras claro está) lo que no quiere decir que no sean bellas por sí mismas. Es más bien que, unidas ganan un sentido más abstracto, esquivo a simple vista, pero es el sentido final, último y primordial, poético quizá. 

Que bello es leer poesía, tan musical, rítmica en su orden. Más si les digo yo, gallardos, que en la música vivo la poesía ¿Me creerán? O mejor dicho, ¿Me comprenderán? Quizás sea que endulza el oído, despierta los ojos e imanta al alma hacia el Bien. Pues cuando ella, la elfa, canta para mí, sus trenzas se transforman en un mar dorado, un sinfín de cabellos, cada uno una nota, una cuerda, una historia, y si el astro mayor en ese instante se apagase dejando al mundo sin calor ni su brillante luz, tendría yo los minutos que queden del canto de ella para sobrevivir en su poesía, en sus ojos tan llenos de una luz que obliga a reflexionar sobre la Luz primera. Si lo he dicho antes, y vuelvo a decirlo, poesía es un amigo cantando con su niña compartiendo todo su sentir en una mirada, el menor de los Gamos. Y por primera vez lo escribo, poesía en vida es su hermano mayor, el Viru, guiándonos a sus amigos en zambas una noche de invierno junto a un fuego. Vivir en la poesía es cantar alabanzas al Señor, y si ya el admirable San Agustín habló sobre el tema, tan solo quisiera agregar que en todas estas situaciones se enciende la vena que permanece dormida en mi corazón, la que existe y no existe, esa que hace que cualquier cosa bella del mundo en la que se posen mis ojos sea un caudal infinito de rimas ordenándose en versos para admirarla, como medio claro para llegar siempre al Señor. Dirá Bécquer:

''¿Qué es poesía? 
Dices mientras clavas en mí tu pupila azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
¡Poesía eres tú!''

Y así expone el poeta que la poesía no está encarcelada en una hoja entre renglones como si fuesen barrotes, lejos de ello. Ella vive y por ella a veces llegamos a la Vida, vive en el punto donde se encuentran realidad e imaginación, belleza y razón. Y esta, la música, es solo uno de los varios fenómenos que encienden esta vena del corazón, pero de ella he querido escribir hoy.

¿Qué tendrás, zamba? ¿Qué tendrán ustedes, cantores enamorados? Que irradian fragancias de poesía, ¿Que tendrá mi guitarra? Que me guía en las rimas por donde su poético capricho (Que sospecho debería llamarlo providencial) la lleve, ''Hoy canta por ella'' Manda a veces, y así obedezco yo cantando a ella; ''Esta vez cántale a tu madre, la más bella'' Dice luego, y en su inamovible decisión, desarma la piedra de mi corazón sin excepción, pues el Amor es el destino al que conduce su camino.

Has de ser Tú, Señor, que en forma de versos atraes mi corazón. ¿Acaso la usas de puente? ¿Es en esa poética rima que me llamas por mi nombre? Tiene que ser Él, que valiéndose de la belleza de la poesía viva me revela su gloria, enamoraría incluso hasta al más frío, pues cuando una mirada entregada a la poesía se posa en Creación alguna, indefectiblemente asegurará: ''Esto es obra Suya''

Veo oportuno aclarar que solo las melodías y cantos ''puros'' son las que elevan el alma y despiertan la vena, pues no pretendo jamás llegar a la contemplación mediante la música burda, a no ser que sea por el desprecio de la misma, que no encendería la vena de mi corazón.

Zaqueus de la Guerma

1 comentario:

  1. Mi gran entrañable Zaqueus de la Guerma!! Me estremece leerlo. Es ese sentir tan puro el que dignifica y le da vida a todo aquello que usted nombra. Es el tesoro de todo ser que está atento a estas silenciosas manifestaciones de la belleza, y quien lleva una vida aturdida, se le escapa lo más sabroso de estas cosas. Hay música y danza en cada cosa, en cada rincón, solo dispuesta a manifestarse a los puros y humildes. Al fin y al cabo es el aire puro que encontramos en este valle de lágrimas.
    Mi más sincero agradecimiento por su sutileza...
    Don Virula
    PD: Siguiendo con Bécquer, creo que esto resume mi comentario:

    No digáis que agotado su tesoro,
    De asuntos falta, enmudeció la lira:
    Podrá no haber poetas; pero siempre
    Habrá poesía.
    Mientras las ondas de la luz al beso
    Palpiten encendidas;
    Mientras el sol las desgarradas nubes
    De fuego y oro vista;

    Mientras el aire en su regazo lleve
    Perfumes y armonías,
    Mientras haya en el mundo primavera,
    ¡Habrá poesía!

    Mientras la ciencia a descubrir no alcance
    Las fuentes de la vida,
    Y en el mar o en el cielo haya un abismo
    Que al cálculo resista;

    Mientras la humanidad siempre avanzando
    No sepa a dó camina;
    Mientras haya un misterio para el hombre,
    ¡Habrá poesía!

    Mientras sintamos que se alegra el alma
    Sin que los labios rían;
    Mientras se llora sin que el llanto acuda
    A nublar la pupila;

    Mientras el corazón y la cabeza
    Batallando prosigan;
    Mientras haya esperanzas y recuerdos,
    ¡Habrá poesía!

    Mientras haya unos ojos que reflejen
    Los ojos que los miran;
    Mientras responda el labio suspirando
    Al labio que suspira;

    Mientras sentirse puedan en un beso
    Dos almas confundidas;
    Mientras exista una mujer hermosa,
    ¡Habrá poesía!

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