-Y si me lo
tuvieras que relatar, ¿qué fue lo que descubriste?”- Azuzó su entrañable amigo
de años.
-Un tesoro, un fino cofre que guarda riquezas; hoy en día invaluables…
-Y... ¿qué pasó? ¿Lo dejaste hundir en las profundidades del abismo? ¿O lo abandonaste a la suerte una noche en el campo?
- ¡Te me estás adelantando mi amigo!, todavía no te hablo de él que ya quieres saber qué fue de su suerte. No interesa tanto saber qué fue de él, sino lo que porta, lo que guarda. Lo que lo hace único y deseable a la vez. Y si me permites, te contaré.
-Bueno, bueno -retrucó su incontenible amigo. - Si así gustas puedes comenzar por el principio. Aunque ya intuyo de qué clase de riquezas hablas...
-Un tesoro, un fino cofre que guarda riquezas; hoy en día invaluables…
-Y... ¿qué pasó? ¿Lo dejaste hundir en las profundidades del abismo? ¿O lo abandonaste a la suerte una noche en el campo?
- ¡Te me estás adelantando mi amigo!, todavía no te hablo de él que ya quieres saber qué fue de su suerte. No interesa tanto saber qué fue de él, sino lo que porta, lo que guarda. Lo que lo hace único y deseable a la vez. Y si me permites, te contaré.
-Bueno, bueno -retrucó su incontenible amigo. - Si así gustas puedes comenzar por el principio. Aunque ya intuyo de qué clase de riquezas hablas...
-Puedo deslumbrarte todavía en qué clases. Me conocerás bien, aunque aquí te
haré dudar... Son esas riquezas que todo hombre añora, al menos los hidalgos.
Por las que, se podría decir, se entablan reñidas batallas y enérgicas
querellas. Poseerlas es un don tan preciado, y un premio de victoria a
conseguir. Es difícil poner el límite... A la vez es don y regalo, aunque
también premio y corona.
-Algo ya intuyo… Digamos que es algo gratuito, que se encuentra en el trajinar
de la vida, pero por el que hay que pelear para hacerse dueño ¿Estoy en lo
correcto?-Usted es ávido mi amigo. Siempre valoré su puntería, como un águila que conoce y ya ha reconocido a su presa. Aunque conoce tan solo el mecanismo para encontrar el bello tesoro, le falta dilucidar de qué riquezas se trata.
Y agarrando una copa de whisky, pegando un seco y profundo sorbo de aquella bebida color marrón caramelo, contestó su amigo: - “Hable con soltura mi estimado, trataré de desentrañar el misterio”-.
- “¡Y lo harás, más porque me apodan Little John!”. En ese momento prendió T.Y.W. una exuberante y larga pipa, que algunos amigos suyos ya la nombraban “Galadriel, la dama”; y del crepitante tabaco que se quemaba fue degustando los variados sabores que se fusionaban en aquella mezcla. Era un buen “Mix Danish”, de esos que el viejo continente sabe preparar. Y es una mezcla propicia para una charla tan delicada y bella, como la que iba a comenzar con su amigo. Azuzó la boquilla y una bocanada de intenso y dulce humo brotó de su boca. Y comenzó a hablar:
- Sabes, mi enérgico amigo, he descubierto la dulzura misma. Eso que siempre queremos hacer para agradar a nuestros hermanos, la he encontrado de forma natural, en detalles, en movimientos, en palabras, en gestos. Encontré una dulzura profundísima, mezclada con una pizca correcta de pudor y vergüenza. Cualquier hombre se desarmaría entero ante aquella sencillez llamadora. Y por su humildad sincera, aquella dulzura es solo capaz de florecer cuando se ha descubierto el tesoro, y uno se ha propuesto a conquistarlo.
- Me los has puesto difícil... Seguí que ya me arrimo, ¡pásame el tabaco!
- Prosigo entonces. No solo las monedas de oro dentro del cofre valen por montones. Sino que el mismísimo continente de estos tesoros es de una belleza fina y delicada. Como blancos mármoles y marfiles que atraen la vista, de eso está hecho esta arca. Vivos detalles con movimiento, sin perturbaciones, sin groseros espasmos, tan solo un reposar calmo en melódicas formas y texturas. Sus líneas, sus curvas, sus ángulos y caras invitan a detener y posar la mirada.
-Apuesto que como ese tesoro hay muchos más, por supuesto no son todos iguales.
- ¡Por supuesto que no!
-Pero dime amigo, habiendo tantos de estos tesoros en el mundo, ¿por qué te has impresionado con este?
-Tienes razón, es innegable que hay variados y múltiples tesoros. Pero, hasta que uno no se detiene a mirar no cae en la cuenta de lo que es. Pienso que renací al asombro, o me limpié los ojos de aquello que me impedía ver.
- “Nascantur in admiratione” ... Uno puede pasar toda una vida mirando el cielo, pero no mirar las estrellas. Y bien, dime… ¿cómo era ella?
- ¿Quién? ¿De qué hablas?
-Vamos amigo, no quieras hacerte el misterioso que ya te he sacado el juego. Apenas me hablaste de un contenido y un continente ya me sonaba a algo femenino.
-Tienes razón, creo que cualquiera lo hubiera sacado hablando así de un tesoro. Quería guardarte la emoción hasta el final, o al menos jugar un rato hasta que lo descifraras.
-Y bien, ¿cómo es ella?
-Delicadez, delicadez pura. Sus movimientos son lentos, finos, finísimos, como
si el moverse fuera un arte y el arte un movimiento. Sus ojos son vivos,
profundos, con un dejo inmenso de alegría y júbilo. Oscuros, son dos abismos
que cautivan y llevan a contemplarlos. Sus miradas son penetrantes y llenas de
mensajes, aunque sinceras, y buscan lo que tiene que buscar: la mirada del
otro. Sus manos son frescas, aunque frágiles, puras, y con un movimiento
siempre de gracia. Pareciera, a veces, como si estuviera ella danzando. Sus cabellos,
sus largos y lacios cabellos, se deslizan como finas sedas de un velo de
desposorio. Al girar la cabeza es como si todo a su alrededor girara, siendo
ella la directora de una orquesta, y las notas su grácil dinamismo. Aunque hay también
quietud, todo es sereno, pausado, sin estridor. Cuando se sienta, es como si un
pequeño instante rompiera la ergástula del tiempo; sus manos, sus manos de
porcelana reposan serenas sobre su regazo. Sus piernas, en gesto de formal pasividad,
forman un símbolo de reposo, un intrincado laberinto donde las miradas mas
curiosas se pierden en modos y modales…
-Me has empezado
a enamorar mi amigo, ¡para ya!
-Pienso que
es difícil no jugar con los imagos y los deseos con un relato así, pero allí no
termina, y tú lo sabes bien.
The Young Writer
Querido TYW. Por un momento olvidé que estaba arriba de in colectivo, y que contraste generó cuando lo recordé pues mi compañera de asiento no era lo mas inspirador para el momento.
ResponderEliminarEn fin, como buen tinieblero se de quien habla, y todos los tinieblas lo sabemos, pues en última instancia es la que hace que todos seamos sobrinos.
Espero que mis intuiciones no fallen.
Que se venga esa segundita nomas!
+DOF
Espectacular entrada, estimado Young W!! Hacen por momentos saborear aquello que los tinieblas tanto buscamos y que las sombras nos niegan. Y por otra parte, un golpe a la melany de la que tanto sufrimos. Me guardaré mis comentarios para la segunda entrada, que ansioso la espero! No deje de escribir!!
ResponderEliminarUn cordial saludo,
Don Virulana