"Sin cuerdas madera muerta;
pero encordada es querer.
Es la guitarra despierta,
el alma de la mujer.
Mujer, mujer porque fué..."
Rumiando estos versos estaba en mi navío a la corta edad de 16 años cuando se me ocurrió escribirle a aquella con quién todo digno miembro del Misterioso Club de las Tinieblas sueña. Así comenzó un largo período de cartas, reflexiones; cuentos y poesías. Pero a la más bella he decidido transcribirla. Me disculparéis, espero, por la falta de ritmo y entonación ya que en aquellos tiempos recién comenzaba a navegar por las sinuosas aguas de la rima.
¿Dónde está aquella niña;
de ojos azules, marrones,
verdes o amarillos;
dulces como canciones?
¿Dónde está esa dama,
mi dulcinea perdida;
de pelo largo o corto
alta o pequeñita?
¿Dónde está aquella,
que el Creador me reserva?
¿Está en la ciudad,
o en el bosque y la hierba?
Aquella damita,
de blanco cantar.
Me pregunto, te pregunto,
¿Dónde estás? ¿Dónde estás?
¿Dónde te has metido,
hermosa señorita;
con tu virtud que me ayuda,
y tu oración que santifica?
¿Dónde está ella,
a quien yo pueda amar?
Moviendo campos y cielos
la voy tratar de hallar.
Pero si no te encuentro,
o si, en realidad, no existes,
pido a Dios me presente,
a alguien menos triste.
Alguien que me alegre,
que me enseñe a vivir.
Y que yo pueda siempre,
feliz, hacerla sentir.
El Corsario Negro
Pero Corsario, ¡qué alma de poeta ya tenía...! Vea que me ha conmovido con sus cándidos y frescos versos adolescentes, lleno de ilusión y folia. Románticas letras que hizo bien en atesorar en arcones primaverales, en las bóvedas de su barco alado. Gracias por compartir su poesía, dejándonos su corazón al descubierto. Siga cuidando y cultivando esa pluma echa proa gallarda avanzando sobre las olas procelosas de la vulgaridad rampante de nuestro siglo.
ResponderEliminarQuerido amigo, le dejo un afecto de intrépido marinero.
Don Hilario.+
¡¡Queremos más!! ¡Más poesías querido Corsario!, usted sabe de lo que le hablo.
ResponderEliminarSaludos desde el mar de cerros y valles,
Camilo
Queridísimo Corsario: una vez un hombre sabio me dijo que Dios no pone deseos virtuosos en el corazón si luego no planeara satisfacerlos. Mí humilde consejo, siga buscado que ya está escrito "busquen y encontrarán, pidan y recibirán"
ResponderEliminarPor último un pedido desde el fondo de mí corazón, nunca deje que se apague esa alma de cantor y poeta que tanta falta hace en este Mar Tenebroso.