jueves, 14 de diciembre de 2017

Cuando el hombre se hizo Dios. (Parte 2)

Por todos los medios quiso impedir Don Virula la falsa concepción del hombre. Pidió ayuda a los obispos y letrados, sin embargo, los pocos que lo escucharon, nada pudieron hacer contra el fervor ciego de los hombres. Este pequeño pensamiento se había metido en el subconsciente de la civilización, como un virus que comenzó a debilitar el magnánimo y glorioso espíritu cristiano. La sublime Edad Media comenzaba a ver su declive, mas, ¿quién de la época podría sospecharlo? Si acaso los caballeros de aquel entonces vieran una pizca de sus consecuencias, habrían levantado las armas de las naciones contra el enemigo. Y he aquí su astucia, nadie dudaba del poderío de las milicias cristianas, más el enemigo se infiltró con otros métodos.
Al fin, casi rendido, Don Virulana cayó dormido. Y por esos misterios inconmensurables de las musas, al abrir los ojos, grandes cosas habían cambiado. A decir verdad, las ciudades eran un poco mas modernas, y se notaban grandes avances en diversos aspectos. Quieran creerlo o no, encontróse nada más y nada menos que en el año 1517, en Wittenberg para ser precisos.
Al salir a caminar por aquellas calles, fue notando que había gran revuelo en la gente. Algunos murmuraban por lo bajo, otros miraban sonriendo, y muchos pasaban dando gritos de alegría y de triunfo. De pronto vio que se acercaba al palacio del lugar, y que la muchedumbre se agrupaba a las puertas de la iglesia del palacio. Inmediatamente presintió el flaco que algo malo pasaba, y recordó los agravios que había visto recientemente, dos siglos atrás. Sin dudarlo aceleró su paso, y se aseguró de tener su espada en la vaina. Comenzaba a perder la paciencia y a sentir una ira inexplicable. Al llegar a la muchedubre gritó con furia:


Resultado de imagen para martin lutero

-Correos malditos, si no quieren que os degüelle, dejadme ver que ocurre y que alguien me explique este alboroto.- A lo que un joven respondió:
-Es fray Lutero señor, ha pegado estas 95 tesis aquí- A lo que el Virula respondió:
-Dejadme verlas-.
Una a una comenzó a leerlas, en ellas se cuestionaba gravemente dogmas que todos conocemos. En ese instante llegó un soldado y dijo:
-Oídme tu, fuera de aquí, no queremos que gentuza como tu se meta en asuntos que jamás entenderá- A lo que contestó:
-Dime caballero, y qué es lo que entiendes tu- A lo que el soldado le contestó:
-Solo se que la Iglesia pagará por sus errores, y tu con ella si no te apartas-.
En ese instante el soldado se acercó a Don Virula, pero antes de que lo tome, guiado por la furia, descargó la espada con gran fuerza, y en un golpe mortal en la cabeza, derribó al desprevenido soldado. Al momento de caer muerto, se escuchó a lo lejos el grito de otros soldados. Lo habían visto,y ahora debía correr para salvarse.
La noche caía, luego de haberse ocultado varias horas, Virula se encapuchó y se metió en una posada para beber un trago de vino y escuchar algunas noticias. Una vez allí, se sentó solo en una mesita redonda, en el rincón más oscuro que encontró. Mientras esperaba su copa, vio que en la mesa de al lado, había un grupo de cinco personas, con elegantes atuendos que bebía grandes cantidades de cerveza. Aquellos ya se encontraban bastante pasados de alcohol. Una vez que Don Virula tuvo su copa, en el momento en que pegaba el primer sorbo, no pudo evitar oír a uno de aquel grupo que decía con gran dificultad:
-¡A la salud de Martín Lutero!, amigo mío, has librado a la mitad de Europa de sus ataduras- A lo que todos riendo gritaban "Salud" y chocaban sus grandes pintas y bebían. Lutero permanecía más callado que el resto.
Los ojos de Don Virula se abrieron de par en par, sin poder creer lo que escuchaba.
-Amigo mío- decía otro -los reyes se pelearán a causa tuya, ya ves el peso que tienes-
-Ya no necesitamos indulgencias- Gritaban y reían los borrachos de aquella mesa.
Don Virula comenzó a tener un debate interno, ¿Era lícito asesinar a Martín Lutero para salvar a Europa? La respuesta demoró un segundo y fue clara, SI, era lícito, sin más. Se levantó, tomó una botella de vino, se la reventó a Lutero en la cabeza, y en el momento en que se disponía a cortarle el cuello, los hombres allí presentes se abalanzaron sobre él, a los cuales comenzó a derribarlos. Logró cortar el cuello de dos de ellos, mas luego llegó la guardia y lo tomaron prisionero. Supo después que había asesinado a un tal Calvin y a un tal Bretten.

Imagen relacionada

Esa misma noche estuvo Don Virula en prisión. Un cuarto pequeño en una torre fuera de la ciudad, donde encarcelaban a los asesinos. Lo colgaron de los dos brazos, sin que sus pies toquen el suelo. Lo único que había allí, era una pequeña ventanita donde podía ver la ciudad a lo lejos. Y en aquella vista, a la espera de su ejecución, contempló como se partió el mundo antiguamente cristiano, creando una grieta demasiado grande. En la pluma de aquel hombre siniestro, se encontraba el veneno de los tiempos, y a cada letra suya, se marcaba una herida que la historia jamás repararía. Si tan solo los hombres de aquel momento hubieran sabido sus consecuencias, no hay dudas que la sangre de Lutero hubiera corrido más veloz que sus palabras.
Y he aquí, que en el momento de la ejecución, Don Virula despertó nuevamente...

Continuará...

Don Virulana de los Gamos

2 comentarios:

  1. Excelentísima y atrapante 2da parte la que ha relatado mi querido Don Virula! Espero con ansias la siguiente parte.
    EPL

    ResponderEliminar
  2. Buenísima la segundita!! Me quedo, además de todo el relato sumamente atrapante que está llevando, con las últimas líneas que me parecieron geniales: "... si tan solo los hombres de aquel momento hubieran sabido sus consecuencias, no hay dudas que la sangre de Lutero hubiera corrido más veloz que sus palabras...".

    Y como dicen en las hermosas tonadas cuyanas: -¡¡que se venga la que falta!!-

    DCdB

    ResponderEliminar