"Ciertamente, es insólito" Pensaba para sus adentros el de la Guerma. Imaginaba a los pobres hombres que habían tenido que sufrir tal salvajismo de tener cara a cara a su agresor y no hacer más que observarlo. Pero de pronto irrumpió en sus pensamientos, como una ola que inunda y tapa todo, nuestro Dios vivo, Jesucristo. De alguna manera el titular de este periódico obligaba a Zaqueus a pensar en Él.
"Sí que es insólito, Señor. Es una locura quedarte quieto mientras te golpean sin oponer resistencia alguna, es injusto, es peligroso, es... Es justo lo que tú hiciste." Pensó como cayendo en la cuenta.
Comenzó a caminar con esto en la cabeza pero supo que no iba a terminar allí, por lo que hizo las compras rápidamente y, una vez en su casa, sentose en el jardin para meditarlo con un mate amargo.
"¡Es injusto, es salvaje, es humillante! Es... ¿Es injusto? Ellos atentan contra mi cuerpo, pero, si por amor, no respondo a su violencia, ¿No gano infinitas veces más de lo efímero que pierdo? Si mis manos descansan al costado de mi cuerpo y mi corazón descansa en Dios, ¿Qué puedo perder? Sin embargo, además de no responder a su violencia por amor a Cristo ¿No debería amar a mi agresor y procurar su bien? ¿Cómo hacer esto? No quiero que me golpeen Señor, pues de hacerlo ellos salen perjudicados, y quererlo para ofrecerlo como sacrificio sería egoista, pues para ser golpeado hace falta un golpeador. Guíame Señor en el amor, de ser golpeado por alguien ¿Cómo explicarle que su golpe derriba, en última instancia, a su propia alma?"
El agua tibia era señal del largo tiempo que había pasado mirando la montaña mientras reflexionaba esto, tiempo bien invertido, mas aún le quedaban algunas dudas.
"Es insólito. Lo insólito es poco común, extraordinario. Tú eres insólito, Señor. En tí quiero ser insólito, imitando tus pasos. No deseo enaltecerme ni generar renombre, ya que, esto de ser insólito es respuesta de un comportamiento social en el que lo usual es alejarse de Tí. Sé que mis comportamientos son más parecidos a los socialmente usuales que a los insólitos. Quizás algún día sea usual acercarse a Tí e insólito alejarse de Tí, hasta ese día deseo, mediante tu gracia, ser insólito por y para Tí Señor"
Sabiendo que su reflexión sería bien guiada por aquellos Orantes que tanto apreciaba, decidió marcharse aunque sea una noche a aquellos montes, a hablar de esto y a preparar su alma para la venida del Niño Jesús.
Don Zaqueus de la Guerma.
Querido Zaqueus, preciosa reflexión, me dejó atónito, descolocado, desconcertado, insólito de veras. Aquellas callecitas chacreñas-corianas son un Edén escondido de nuestros lares que evocan a Él permanentemente, basta con sólo gastar un segundo en detenerse. ¡Cuánto se disfruta y se reflexiona en aquellos rincones verdes!... Todo esto me recuerda a lo que decía San Francisco de Asís a unas bellas florecillas que habían a la vera del camino, que si mal no recuerdo eran algo como: "callaos, dejad de hablarme de la existencia de Dios, que bien se de ella"
ResponderEliminarAbrazo grande,
DCdB