lunes, 4 de marzo de 2019

Al Corazón Enamorado.

Al Corazón Enamorado

por Don Pippin Pita Poe.




Yo, sin saber qué hacer con mi amor,
sin saber dónde depositarlo,
sin saber si debo resguardarlo,
o dejar que vengas a buscarme.
¿En qué te ocupas, mi dulce Bien,
en qué te encanto para así amarme?

¡Oh, mi Corazón abandonado,
más de mil veces destrozado!
Quisiera saber dónde y cuándo
podré finalmente valorarte.
Quisiera saber, Dios mío, cuándo
me negaré lanzándome a amarte.

Toda mi paz desfallece,
¡ay, si lograra comprenderte!
Todo mi amor oscurece,
¡ay, si dejara de ofenderte!

¿Por qué siempre que Tú vienes
me echo atrás desesperado
habiendo ya saboreado
lo  que realmente me quieres?
¿Por qué me alejo de Ti
si sé que estás a mi lado?
¿Por qué me tiento en huir
de tu presencia, mi Amado?

¡No! No mires mis pecados
-¡te ruego!- ni mi pobreza,
porque si de ella soy presa:
¿dónde me hallaré calmado?

¿Cómo podré enamorarte
si turbios se hallan mis ojos?
¿Cómo lograré alcanzarte
si mis pies los tengo cojos?

Me has dicho dónde encontrarte
me has enseñado a tratarte
pero de nuevo te ignoro
y este nuestro amor malogro...
¡Arróbame el corazón!
¡Haz que te ame con pasión!

Agradezco tu locura,
que me sigas a esta altura,
que me salves con premura,
que me dejes sin cordura.
.
¿Cuántas veces te he dicho:
"hoy comenzaré a seguirte",
y cual si fueras un bicho
te he maltratado hasta herirte?

¿Cuántas veces, Señor, cuántas veces?

Ninguna palabra humana,
¡helás!, a menudo vana,
curaría este dolor
sellado por el error
de salir a tu encuentro donde no estás,
de acudir solícito donde no me llamás.

Tú ya lo sabes; yo no te merezco.
Tú sabes bien qué es lo que te ofrezco.
Te ofrezco un almita mancillada,
te ofrezco unas manitas atadas,
te ofrezco estos ojos obstruidos,
y el campo de mi vida mal construido.

¡Qué poco te brindo mi Querido!

Lo último y lo más importante
que te ofrezco es este humilde esfuerzo
para que yo siga hacia adelante,
frente en alto, cantando estos versos
que no por pobres pierden su magia
de convertir este simple canto
en una sentida alabanza
impregnada de esperanza
a la Virgen y al Dios que amo tanto.


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6 comentarios:

  1. Que bellas y verdaderas son sus palabras Don Pippin, cuanto han reflejado el sentimiento de un cristiano! Si en el afán de seguirlo no hacemos más que herirlo.
    Ruego junto a usted que vea El ,nuestra lamentable limitación y acepte nuestro perdón. Que pueda apiadarse y marcar Su voluntad en nuestras vidas; Mientras que nosotros lo sigamos intentando sin perder nuestras miradas hacía arriba.
    Un fuerte abrazo y agradecimiento por su escrito.
    《El señor del sillón》

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  2. Sinceros sentimientos y qué manera de plasmarlos estimado Pippin.
    Refleja muy bien la posición del cristiano frente al Amor y tamaño sacrificio que realizó en la plenitud de los tiempos, que hasta sorprende cuán miserables e incapaces de amar nos hemos vuelto.
    No esperaba menos de usted, y es más; lo aliento a que continúe deleitándonos y recordándonos lo que importa.

    Un abrazo,
    D'Artagnan el Sibilino

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  3. ¡Sea Usted bienvenido a esta nave, caro Maese Pippin!

    Bella y edificante resulta su pluma, mi amigo. Este poema religioso -íntimo- que nos brinda, más que un poema es una oración. Mi gratitud por haberla compartido entre Gallardos que buscan al común Amado mediante el ángulo de lo bello. La Belleza del Señor nos levantará desde el lodazal donde yacemos tendidos. Importa más cantar Su grandeza y misericordia que puntear la cuerda de nuestras miserias, aunque no viene mal recordarlas de tanto en tanto junto a la prima y a la bordona.

    Mis cálidos saludos también van para El Hombre del Sillón y para D´Artagnan el Sibilino, que entran en escena gallarda bajo tímidos comentarios. Ojalá se animen prontamente a escribir alguna entrada galana y guerrera.

    A todos, pues, ¡salud!
    DHdJ+

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  5. Hermosísima poesía Sr. Peregrin Tuk. ¡Cuánta verdad, cuánta magia, cuánta súplica orante guardan sus versos sentidos! Hacía mucho no leía una contrición tan profunda y perfecta, al punto tal que la he encontrado a la altura del Salmo 50 de David, el famoso "Miserere", la súplica por excelencia.

    "Cuántas veces, Señor, cuántas veces"... creo entender por qué este sencillo verso, en un simbolismo muy bello, ud. lo ha separado del resto de las estrofas, corríjame si yerro: después de varias leídas vi entre líneas que este renglón encierra el significado ulterior y el clímax de esta entrada; cuántas veces hemos pedido al Señor perdón, cuántas veces lo hemos ofendido, cuántas veces lo hemos traicionado, cuántas veces nos vuelve a perdonar, cuántas veces nos hemos encontrado en el lugar de David pidiendo clemencia y misericordia por nuestra falta de amor, al igual que usted, cuántas veces, cuántas veces Señor...

    Gracias por compartirnos su oración, ésta ha llenado de un aire renovador, cuaresmal y puro el clima de Los Gamos.
    Le mando un cordial saludo Mr. P.P.P. y a los suyos.

    De usted,
    Don Camilo dB.

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  6. Señor Don Pippin, le ofreazo mí humilde bienvenida al blog. Y más le agradezco su entrada, reconforta el alma preguntarse el porqué de que el Señor nos ame, sin llegar a comprenderlo jamas, como Lope de Vega dijo ya en su hermosa poesía "qué tengo yo, que mí amistad procuras". Le dejó un saludo cordial y la petición de que no nos deje sin más.

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