"Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado..."
[Lc 16, 19-31].
"Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos."
[Lc 14, 12-14].
"Siempre
tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer
bien; pero a mí no siempre me tendréis."
[Mc 14, 7].
"Dios ama a los pobres y en consecuencia ama a los que aman a los pobres."
San Vicente de Paul.
"De tanto sufrir, esta cristiana [Clotilde] llena de vida y de fuerza ha comprendido que, sobre todo para la mujer, no existe más que un medio de estar en contacto con Dios, y que ese medio, enteramente único, es la POBREZA. No la pobreza fácil, interesante y cómplice que le da limosna a la hipocresía del mundo, sino la pobreza difícil, indignante y escandalosa a la que es preciso socorrer sin ninguna esperanza de gloria y que no tiene nada para dar a cambio."
León Bloy, La Mujer Pobre.
"Fue un amante. Enamorado de Dios y enamorado en realidad y de verdad de los hombres, cosa que entraña una vocación mística mucho más singular. Un enamorado de los hombres es casi lo contrario a un filántropo...Del filántropo puede decirse que ama a los antropoides. Pero como san Francisco no amó a la humanidad sino a los hombres, así tampoco amó la cristiandad sino a Cristo...
su religión no era algo así como una teoría sino algo así como unos amores."
G.K.Chesterton, San Francisco de Asís.
"Dios ama a los pobres y en consecuencia ama a los que aman a los pobres."
San Vicente de Paul.
"De tanto sufrir, esta cristiana [Clotilde] llena de vida y de fuerza ha comprendido que, sobre todo para la mujer, no existe más que un medio de estar en contacto con Dios, y que ese medio, enteramente único, es la POBREZA. No la pobreza fácil, interesante y cómplice que le da limosna a la hipocresía del mundo, sino la pobreza difícil, indignante y escandalosa a la que es preciso socorrer sin ninguna esperanza de gloria y que no tiene nada para dar a cambio."
León Bloy, La Mujer Pobre.
"Fue un amante. Enamorado de Dios y enamorado en realidad y de verdad de los hombres, cosa que entraña una vocación mística mucho más singular. Un enamorado de los hombres es casi lo contrario a un filántropo...Del filántropo puede decirse que ama a los antropoides. Pero como san Francisco no amó a la humanidad sino a los hombres, así tampoco amó la cristiandad sino a Cristo...
su religión no era algo así como una teoría sino algo así como unos amores."
G.K.Chesterton, San Francisco de Asís.
Allí está el pobre...
¡Ojo! Un cruce de miradas bastaría para encadenarte. No lo mires, pues.
-"Pero
es que me atrae..." -"¿Te atrae? ¿Qué tiene de atractivo? No es más que un pobre."
-"Sí, pero... pero es que me conmueve." -"¡No! No te dejes conmover. ¡Ay, esa
palabra, quítatela de tu boca! Ese sentir, ¿de dónde te viene? Tienes fiebre."
Sin embargo, el pobre sigue allí, sentado en medio de la plaza, junto a la
fuente.
Está solo, desorientado, como un perro abandonado. Su mirada se pierde, arriba, abajo, a los costados.
¿Qué persigue? ¿A quién busca? ¿Será que olfatea
mi inquietud y mi curiosidad? ¿Oirá el palpitar de mi corazón en la oscuridad? ¿Estará excogitando mis lejanos pensamientos?
Nerviosismo. Ansiedad. Miedo.
Allí está el pobre que mete miedo sin hacer nada, siendo inocuo, un completo
impotente.
Temo entrar en comunión con él.
Quisiera hablarle pero no puedo. No podría -si es que deseo mantenerme intacto-. Me va a herir si mi acerco, no con algún cuchillo artero, sino con su sola presencia. Me lastimaría el alma. Por eso le dejo ir.
Temo entrar en comunión con él.
Quisiera hablarle pero no puedo. No podría -si es que deseo mantenerme intacto-. Me va a herir si mi acerco, no con algún cuchillo artero, sino con su sola presencia. Me lastimaría el alma. Por eso le dejo ir.
¡Que se vaya! ¡Fuera de mi vista, oh torturador de mi
espiritual burguesía! A mi mesa interior no invito a los pobres ni a los
débiles ni a los discapacitados. Prefiero comer solo aunque cómodo. Limpios mis vestidos de púrpura y lino. Sin sangre ajena,
sin vino a compartir.
¡Uf, qué susto! ¡Casi...! El pobre pasó cerca mío, pero no me tocó ni me habló
ni me miró. De haberlo hecho, me hubiera comprometido. Hubiera cercenado mi libertad individual, mi cálida tranquilidad, al leve roce.
¡Que no me molesten los pobres, os lo ruego! Estoy bien así.
¡Cuidado! Fíjate que allí viene de vuelta. ¡A escabullirse! Huye. No aparezcas, no expongas tu corazón. Nada de sentimientos.
Los pobres son peligrosos. Podrían cambiar tu vida radicalmente.
Los pobres sólo importunan; tú ya tienes tu vida armada.
No malgastes ni un minuto de tu precioso tiempo con esa gente indigente e indeseable.
Los pobres son peligrosos. Podrían cambiar tu vida radicalmente.
Los pobres sólo importunan; tú ya tienes tu vida armada.
No malgastes ni un minuto de tu precioso tiempo con esa gente indigente e indeseable.
Obsérvalo, no tiene modales, no tiene ningún arreglo. Insulta a todo el que pasa a su lado. Se droga delante de niños y ancianos. Grita como un loco desesperado. Mira mal a todo el mundo. Anda sucio, harapiento, con mal olor. Es un borracho perdido.
Guarda con ese pobre y con cualquier pobre.
Guarda con ese pobre y con cualquier pobre.
Estamos rodeados de Lázaros que nos mendigan.
Mendigan nuestra atención, nuestro tiempo, nuestra intercesión.
Mendigan un poco de compañía, una sencilla conversación.
Mendigan una mirada de aprobación, una sonrisa...
¡tan sólo una sonrisa!
(¿Por qué celebramos sin invitados?
¿Por qué nos encerramos?
¿Hay felicidad en banquetear a solas por el mundo?
¿Hay vida -vida feliz- si me cierro en mi relación con los demás, que pobres son todos?)
Mía es la decisión.
La coraza me la pongo o me la saco a mi antojo.
Si has de entrar en comunión con tu prójimo, prepárate para ser vulnerado. Te harán pedazos el corazón.
No hay "seguro de vida" que salve tu recinto interior: te desvalijarán la casa entera.
Y tú que ilusamente no reluces tu reloj para decir la hora por miedo a que te lo roben. ¿¿¿Un mísero reloj???
Hasta la última fibra de tus entrañas son capaces de robarte los miserables si tú bajas la guardia.
Crees que la cuestión está en si te piden "una monedita".
¡Oh, insensato! Rico encubierto, aunque tus bolsillos estén rotos.
No sólo una moneda sino que te sacarán todo el tesoro que guardas internamente si osas abrir tu mano.
Abriendo las manos, tu apertura total corre peligro.
Tratar con los pobres es siempre un riesgo letal.
¡No te la juegues!
Piensa en tus asuntos y sigue adelante, o cambia de vereda.
Por ello, presta atención por dónde andas, con quién te rodeas, cómo obras.
Un mínimo error y serás presa de la maldita compasión.
La compasión es una incurable lepra que se contagia lentamente, inadvertidamente cuando tratas más de la cuenta con los marginados de la sociedad.
La compasión es un mal irrevocable.
Si deseas tener una relación con los que menos tienen (ya que algo de ONG social no viene mal para el status), que ésta sea cuidadosamente aséptica.
Sé prudente.
La solidaridad y la beneficencia tienen sus límites bien claros. Te pasas de éstos y no hay vuelta atrás:
la caridad es irremediable.
¡Allí hay otro pobre!
¡Corre!
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DEUS EST DEUS PAUPERUM
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Esta prosa poética está escrita con sangre, no ha atravesado el proceso disolvente de la especulación o la técnica.
ResponderEliminarEs una obra de arte. Es vital y traslúcida.
No es fruto de una voluntad esforzada, es una caricia de Polimnia. Inspiración, le dicen, y tienen razón.
Mis felicitaciones encendidas a Don Hilario.
Adiós,
Capitán Dalroy.-
Comparto el comentario del Capitan Dalroy y me sumo a esta inquietud mas de una vez sentida. En última instancia no pareceria existir una brecha muy grande entre católicos y liberales.
ResponderEliminarPero no solo es frruto de la burguesia espiritual y material en la que vivimos, aunque esté camuflada en libros('atenti'), sino de aquello que tantas veces nos ha desvelado en largas conversaciones, a saber: la verdara contemplación, la entrega orante y definitiva al Amante Celoso.