Luego de aquella tarde en la que Don Virula me deleitó demostrando la existencia de los elfos, volví a los pagos de la Guerma muy esperanzado, y dispuesto a lo que tenga que durar la espera por mi elfa.
Algunas semanas más tarde, sin buscarla, me llegó una posible revelación, a modo de sueño cuando me refugiaba del frío cortante entre mis sábanas, en la cama de esas celdas heladas, pero que esconden un fuego, y es el fuego interior que se enciende en el pecho aún cuando todo el cuerpo tiembla en este lecho, y es que a todo buscador se le llena el alma de admiración y de amor por Él al pasar unos días por esta habitación.
Todos caminan con paso seguro por ese camino, aunque sea un caminar sin mirar... Digo esto porque, al visitar este lugar, nos urge lograr, aunque sea solo por unos días, vivir como aquellos orantes. Tan enceguecidos estamos en esa búsqueda, y tanto deseamos sentir a nuestro Dios vivo, que no vemos que no vemos. No nos percatamos que al mirar abajo, nuestros pies no se ven, y caminamos. Y sabemos que caminamos por el ruido de nuetros pasos, y por alguna que otra silueta al costado que por detrás dejamos. Entonces sabemos que avanzamos, y tenemos que avanzar, pues, las 19:30 asoman y su campana nos convoca. Y vamos, sin errar un solo paso, buscando un ver que deja de lado nuestro ver, y llegamos y nos damos cuenta de que llegamos y que hemos caminado. Entonces agradecemos que no necesitamos ver si nos guia Él. Algunos frios dirán que esto pasa porque es un camino muchas veces recorrido, y algo de eso debe tener, pero, los que esten encendidos compartiran conmigo que el Bueno nos guia ciegos.
Mucho me alejé de mi relato, fue quizás para contar que lo soñé aqui, en la casa del frío y el fuego.
Me ha sido dicho, y así lo creo, que existen las elfas, y, en un sueño vi que, quizás las elfas de hoy no se sepan elfas, por lo contrario, se crean mujeres normales, hasta que llegue un hombre que la ve elfa y se lo cuente, y entonces ella se sabrá elfa. Y, al encontrar un hombre que la sabe elfa, pasa a ser ella su elfa. Esa elfa que lo acompaña en la galería con unos mates, y mientras lleva a cabo el acto tan común y simple, que es tomar un mate, el hombre ve en ella la belleza encarnada y el amor verdadero.
Viendo eso me llené de esperanzas, pero pronto me invadió un profundo miedo. ¿Qué pasa si no llego a tiempo y ella se sabe elfa antes de mi llegada? Y al ver un mundo tan poco élfico decida retirarse y alejarse en busca de la belleza. De repente me encontré con una dualidad, pues, la búsqueda desesperada no me dará a mi elfa, porque ellas requieren de una mirada profunda y paciente para ser descubiertas. Es por ello que ahora espero, pero es un esperar atento en una búsqueda lenta, no sea que ella se sepa elfa por mi no saber buscar.
Qué bonita reflexión don Zaqueus, esas reflexiones de celda nunca tienen desperdicio.
ResponderEliminarSe nota que padece usted de amores, ha sido muy fino al entender que la condición de "elfa" es una condición relativa, es relativa al enamorado que se lo cuenta, pues si no se lo cuenta no se sabe elfa. Y es tan así... En pocos casos se ha dado que sin necesidad de Gallardos se dieran cuenta de ser elfas, y en esos casos, se retiraron a las celdas.
Espero que pueda decirle de rodillas y frente en alto a su dama, lo que verdaderamente ella es, descúbrale su naturaleza y será de usted.
Espero un desenlace final a esta historia de espera y oración.
Un abrazo,
E.N.
Suscribo a este comentario lejano, sin necesidad de decir más.
EliminarCon ánimo nostalgioso,
Hilarious.