martes, 25 de julio de 2017

Un viaje de ida

                                     
Aquí me encuentro otra vez, preso entre cuatro formidables paredes azules cual océano revoltoso. Veo maderas por allí y por allá, mis ojos cansados no logran comprender el lugar en el cual he despertado. Logro divisar un camarote acogedor donde penosos “hobbitses” suelen soñar amarga y dulcemente con aventuras, deseos, miedos y quebrantos. En un extremo superior a 50° de longitud y 25° de latitud se encuentran un par de individuos que poco hablan pero mucho dicen, llenos de polvo y con historias novelescas, heroicas, espirituales y poéticas. Algunos de ellos a punto de caerse como si estuvieran lanzándome una indirecta para que yo los agarre y me desvele por ellos. Otros, se niegan a abrirse a causa de que su hospedaje es muy apretado y precisan de más espacio. Hay uno que otro rebelde que no quiere ser parte de la “masa” que se sitúa en una posición horizontal a diferencia de sus compañeros que están en vertical (no se si es rebeldía o desean ardientemente llamar mi atención).
Como decía, mis pupilas bien abiertas -como las del niño al ver la sonrisa de su madre- no podían dejar de contemplar los detalles minuciosos que se hacían presentes en aquel camarote sencillo pero profundo. Al ras del suelo se podía ver que había, en gran cantidad, una especie de cuero en forma de pie. Una vez me dijo un anciano que si yo veía uno de esos artefactos y que si esos estaban algo gastados y rotos, es porque eran botas de soldados, sí, de soldados, guerreros anónimos, gallardos sin gala que día y noche luchaban en una guerra. Muchas veces no aguantaban más sus pensamientos, sus músculos ni su alma, y eran vencidos por el enemigo. Pero ellos se levantaban y seguían luchando y peleando. Y combatían al maligno con lagrimas, sudor, y lo golpeaban por arriba y por abajo, y ellos no tambaleaban y parecía que iban a ganar la batalla pero de pronto, el enemigo los tumbaba sin aviso alguno… El soldado que vivía esa situación, experimentaba un sabor muy amargo y melancólico al ver que casi vence al enemigo pero aquél lo derribaba sin piedad.  En momentos así uno piensa que Dios lo ha abandonado y por eso es que cae. Pero NO! es el soldado quien ha abandonado a Dios y se ha creído capaz de vencer al enemigo con sus propias fuerzas. Ahora bien, aparecen dos posturas, vencer al enemigo por gracia de Dios y ningún esfuerzo del hombre, o puramente voluntad humana. Y como me aconsejó en antaño un sacerdote bastante matrero, uno debe luchar y forjar su voluntad y no dejar de luchar, sin embargo debe rogarle a la Madre del Cielo que nos ayude en la batalla pues estando de su lado nunca pereceremos.
Me ido del tema, sepan disculpar a este pobre soñador. Retomando: no quiero dejar de lado cuando, luego de haber analizado con mis ojos todo lo anteriormente relatado, éstos se posaron incontrolablemente en una especie de “mansión” o  “choza” de madera. La cual estaba revestida por fuera con una textura dorada gracias a la gentileza de nuestro amigo el Sol, y luego ya abiertas las puertas de aquella “casa” nos daba la bienvenida un color rojo bordó, puro y armonioso haciendo referencia al fuego acogedor que se encuentra en la chimenea de cualquier hogar invernal y/o al “oriente en llamas”. Pero no se inquieten, falta la mejor parte: mas y mas adentro de dicha casita se encontraba velando un ícono del Cristo Resucitado y a su lado, con ojos de hija-madre-esposa me miraba un ícono de la Virgen María; aquella que con ojos de misericordia escucha día y noche mis lamentos, mis plegarias, mis alegrías, mis gritos silenciosos, mis gracias, mi silencio… Aquella que te lanza una soga con cuentas para llegar de manera más breve a la Patria perdida sin tener que pasar por aduanas ni peajes. Aquella que nos regaló humildemente a nuestro Señor que también me mira y yo lo miro, me mira y bajo la mirada… luego de un instante lo vuelvo a mirar y Él no deja de mirarme ni por un segundo, y es allí, en ese momento cuando le pido que Él habite en mi alma, que haga morada, pues si Él en mí mora, me enamora.
Rayos! Otra vez me fui del tema: Fuera del camarote -en el cual había despertado- logré ver unas velas, mástiles y barriles que embriagaban con su aroma a vino tinto “malbec” del 2013 toda la superficie que parecía ser la de un barco antiguo. Sí, estaba en un barco cuyo nombre no era sabido pero de que era muy bello si era sabido. Pero no era bello por tener oro y barandas de roble talladas a mano, al contrario, lo era porque aquel móvil acuático se encontraba en condiciones muy escasas, un navío muy DD (deteriorado y desgastado) un barco que no valía nada con sus velas llenas de incontables agujeros, sucias, con manchas de vino que fueron obteniendo un sello, una marca indeleble en el corazón de esa humilde embarcación. Pues ese barco había sido sorprendido por muchas tormentas las cuales nunca le dieron tregua, ni de día ni de noche.
                                          


Quien lea esto pensará: ¿se encuentra sólo aquél marinero? Pues no! Por la cubierta me encontré con pocos pero con muchos individuos, altos y bajos, gordos y flacos, barbudos y lampiños, todos distintos entre sí pero con una particularidad en común: teníamos el mismo destino.


----CONTINUARÁ----



Don Calixto Medina.

6 comentarios:

  1. Don Calixto!!!

    Me ha encantado su publicación y espero la siguiente. Un detalle que me encanta suyo es sus "idas de tema" porque allí suelta toda su vena poética y, sin riendas, cabalga por los campos de la belleza. Son breves momentos de luz para los que carecemos de esa visión sensible.

    Le animo a seguir escribiendo, pues ha alegrado el corazón de los Gallardos. Esperaré impaciente su segunda parte.

    Le manda un fuerte abrazo,

    E.N.

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    1. Don Calixto Medina27 de julio de 2017, 8:34

      Emigrante! Un gusto poder intercambiar palabras con ud por primera vez! Me alegra en demasía que le haya gustado mi escrito! Le agradezco sus poéticas palabras. No he tenido la oportunidad de comentar alguno de sus edcritos pero debe saber que los he leído y que me han fascinado! Ud también siga deleitandonos en este mundo insípido. Un abrazo a la distancia !

      Don Calixto M.

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  2. Don Calixto Medina!

    No se imagina la felicidad que tengo!... Impecable escrito, comparto totalmente lo que dice el compadre Emigrante acerca de sus "idas del tema", son su (si se me permite) "marca registrada".

    Ahora que lo leo por segunda vez y con más detenimiento, he percibido muchas notaciones que se me habían pasado por alto cuando lo escuché por primera vez de su boca. Me ha encantado se lo vuelvo a repetir viene por muy buen camino. ¡¡Espero ansioso la segunda parte!!
    Le agradezco que lo haya publicado, otra joya de Don Calixto para la GsG.

    Firme en la brecha cumpa!

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  3. ¿Qué ha pasado con "aquél marinero"?

    Hilarious.

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  4. Don Calixto! Hombre de la antigua raza de los adoradores de la diosa Melany, han pasado unas cuántas semanas, y la continuación no aparece. Pero comprendo que usted es un hombre que aparece y desaparece misteriosamente. Lleno de enigmas en mi cabeza me deja este escrito. Habrá que seguir fumando, mientras lo aliento a seguir aventurandose en este espacio, que poco sabe de espacios y tiempos. Me ha causado una gran alegría.
    Saludos cordiales, Don V

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  5. Hace ya varios meses que aguardamos el segundo 'round'..., ¿saldrá a combatirlo?

    Camilo di B.

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