martes, 8 de agosto de 2017

OTRO QUE VUELVE

Luego de una larga jornada de arduo trabajo en el campo, ajusté la cincha de mi potro y, de un salto enfilé para la rutinaria, pero muy ansiada, vuelta al rancho. Ese dia tenía algo particular, no había sido como todos los demás, y fue ahí cuando cuenta me di que había estado meditando profundamente en aquel bendito problema que acechaba mi cabeza durante toda la cosecha, pero a la vuelta no lo iba dejar escapar.



Verán, un tiempo atrás el tio niebla me había despedido, fulgoroso, pero yo conocía bien su mirada, y sentía que ese "adios" no sería más que por algunas lunas. Sin embargo, embarqué mi aventura, muy contento y dispuesto a navegar nuevos mares, había dejado así mis tierras a cuidado de mis queridos primos. Tuve que atravesar con mi pequeña embarcación grandes mares y estrechos ríos, lo que no fue nada fácil, para poder al fin llegar a los brazos de aquella que me esperaba lejos de mis tierras.
Era una bellísima dama de rizos dorados y ojos de color esmeralda, que no hicieron más que hipnotizarme, y fue aquí donde, queridos primos, perdí todo tipo de sentido.



Sus palabras fueron como canto de sirena que enamoran a un perdido pirata, que lo saca de sí, y que escuchando sin oir, se va directo al agua como embobado por aquel sonido. Ocurrió así como me dejé llevar por su encanto, y sabrán entenderme aquellos que alguna vez han saboreado el amor. De a poco fueron pasando los dias y la seguia yo, como galgo al patrón, siempre detrás y sin chistar, lo que me jugó malas pasadas.

Debo decirles que abandoné todo tipo de ideales, no era un amor sano, y muy dentro de mí sentía ese ruido, cada vez más fuerte, pero luego era tapado por el cantar de aquella sirena. Fue así como entonces me hizo saber que ella no ofrecía más que unos dias de placer, no buscaba en mí nada más que una diversión mundana, lo cual, era mal presagio pero, enfebrecido, me presté para ello que mi Dulcinea pedía, armé en mi cabeza una justificación, tratando de excusar, en vano, mi actuar. Dejé mi honor y dignidad de lado tan solo por esto que no tenia ni pies ni cabeza.

Luego llegó mi caída... Aquella, mi sirena, cortó bruscamente su canto mientras volteaba, alejandose de mí, que, debo admitir, acabo por romper lo poco que quedaba de mí. Cuando mis oidos se despojaron de la embriaguez que sometía su canto, pude ver con claridad como ese paraíso donde me encontraba, poco a poco se tornaba en desierto. Un desierto lleno de gente pero muy vacío, donde reinaba el ruido pero nada se decía. Con las pocas fuerzas que quedaban en mí, me levanté pero no seguí, sino que, paré a reflexionar y pude entender mi gran error. ¿Qué había pasado conmigo? ¿Realmente había dejado al Señor de lado, solo por el cariño pasajero de aquella mujer?
Sentí en ese momento como por dentro me quemaba Su calor, despertando nuevamente mi llama interior, al igual que un soplido que aviva un fogón. Entendí tambien que Su amor nos colma, y que, junto a Él, estamos plenos, y que mi mirada debía estar siempre fija en Él y mis oidos embriagados por su palabra. A su vez me invadió un profundo miedo, supe qué era lo bueno y lo que me haría feliz, pero no me animaba a encontrarlo.

Si tengo la certeza de que la felicidad la alcanzaré junto al Señor, quien nos dice que dejemos todo y lo siguamos ¿Poseo las fuerzas necesarias para despojarme de aquellos placeres terrenales y totalmente inservibles?

El miedo inundaba mi alma, por lo que saqué mi pipa rota y, encendiendo un poco de tabaco, comencé a fumar, casi como esperando que el "humo" me ayudara con estas preguntas. Fue cuando a lo lejos divisé mi rancho, y un espeso humo salía por la chimenea, yo sonreí, mis primos estaban esperandome.

3 comentarios:

  1. Que bello escrito, las experiencias buenas o malas siempre sirven para darnos cuenta de nuestras debilidades y dejar de lado toda sobervia que nos haga pensar fuertes y seguros. Le recomiendo leer a Tissot en su obra "El arte de aprovechar nuestras faltas". Esta muy emparentado con su escrito. Le mando un abrazo grande y espero verlo en las proximas reuniones.

    Atte: Don Rionnes

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  2. Estimado Bagual,

    ...y pensar que tuve la dicha de compartir unas pipas con Ud.

    Al principio me lo había confundido con un vecino suyo y un colega de cazas. Mas, le puse zoom a mis pupilas y vi que Ud. mencionaba un objeto que alegra mis días y mis desvelos: la pipa. Así es que descubrí quién era y de qué sabiduría estaba compuesta su entrada.

    Pasando a su escrito como tal, ¿qué quiere que le diga?, me ha sorprendido. Tanto es así que ya reclamo una juntada para volver a veros y poder conversar más tiempo en un clima de intimidad y tranquilidad, así las pipas no chillan...

    ¡Ánimo, Bagual!, no deje ni su pluma ni su pipa de lado, que si no este servidor se mimetizaría con aquel sauce que tanto le exaspera,,, por su tristeza, intuyo.

    Mis saludos benévolos a Ud.,
    Don Hilario.

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  3. Que bello escrito Baual! Impresionante es como se logra vislumbrar la problemática que los jóvenes tenemos. A cada paso del camino, se nos presenta la alternativa del sendero fácil y placentero. Mas hemos poseído por gracia del de arriba, una luz que nos permite vislumbrar en la noche el final de cada sendero. Descubrimos que la alternativa fácil, lleva a mal destino, y el sendero abrupto y peligroso nos conduce a buen puerto. Son quizás las mujeres y sus perfumes la prueba mas seductora para nosotros, ubicadas en cada encrucijada. Más solo el que se ha convencido de las maravillas que se encuentran al final del viaje, sabe apurar su paso seguro en la senda austera del bien. Mas ánimo canejo, q´el Criador conoce nuestras flaquezas, y es por eso que en lo más tenebroso y duro del camino, une en una misma senda la de alguna compañera, que curiosamente había vislumbrado el mismo ideal. Sin embargo, solo ocurrirá si el gallardo y la compañera, no cambiaron su rumbo por alguna tentación.
    Lo felicito por su escrito, reafirma aquella gran pluma que nos demostrara aquella noche de improvisadas payadas. Lo saluda desde los Gamos,
    Don Virula

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