martes, 13 de febrero de 2018

Escritos como whisky; Gallardos como barrica

Estaba pronta su partida; la de don Pelayo, digo. Pues tornaba ya de vuelta a la tierra del Cid Campeador. Larga había sido su estancia en la Patria, gallardas amistades había trabado. Pero volvía a su condición de Emigrante, muy a su pesar.

Hicieron una juntada en los Gamos, a modo de despedida de este Gallardo Errante. Pocos eran los elementos necesarios para hacer un evento como Dios manda: carne, alcohol y guitarras. Y así se hizo. Ya estaba todo dispuesto en dicha casa. Y caí yo el primero, por charlar con estos hermanos de los Gamos (¿gamusinos?). ¡Qué hombres hechos y rectos!. El mayor, era el Princeps de los Gallardos sin Gala; y el menor, el de los Domingueros Literarios. Cada cual más magnánimo que el otro. Y, estando con ellos, surgió la preocupación por las publicaciones en el Blog.

-Yo pienso que no hay mucho movimiento en el Blog –sentenciaba don Camilo.

-Es cierto, o al menos no tanto como hace unos meses atrás. Ya pocos son los que comentan, y menos los que escriben –dije yo con exageración.

Don Virula sacando su pipa de entre las muelas dijo parándonos los pies a estos dos jóvenes impulsivos:

-¡A ver, a ver! ¡No sean dramáticos! El Blog marcha bien, creo yo. Simplemente que estamos todos un poco dormidos por el verano, ahora que ya ha transcurrido un tiempo considerable de vacaciones, empezarán a llover escritos con las experiencias vividas por cada gallardo.

Los venerables rulos de don Virula parecían los cuernos de sabiduría del Moisés de Miguel Ángel. O así me los imaginé yo. Ciertamente tenía razón, estábamos exagerando un poco, y no adecuándonos a las circunstancias. Y se lo reconocimos. Nos quedamos en silencio fumador los tres, pensando. Hasta que habló don Camilo:

-Pero, ¿no cree, don Virula, que es bueno fomentar que se publique más? Es que sé de muchos que escriben pero no se atreven a publicar…

-Si… También conozco varios casos... -dijo triste el venerable ruludo- Pero, ¿por qué es importante publicar y comentar? Esa es la pregunta que tenemos que hacernos y respondernos.

Llegó en eso don Calixto de Medina, vino en mano. Y nos paramos a saludar. ¡Qué tipo tan interesante ese Calixto!, tiene bastante potencial.

Después de descorchar el vino y servirnos en nuestras respectivas copas, volvimos a tomar asiento y, mientras don Calixto cortaba el queso por mí traído en la mesa, el resto lo acompañábamos con nuestra charla. Y decidí volver al tema anterior, pues obviamente no se había agotado:

-Yo pienso, si me permiten, que la importancia de publicar y comentar es muchísima. El Blog se inició con el objetivo de salvar al mundo… ¿No dijo Dostoievski que la belleza salvaría al mundo? Entonces, ¿qué hacemos que no escribimos cosas bellas? ¡El mundo se va al pique y nosotros de brazos cruzados!

Dije esto último tirando el corcho del vino, medio enojado. Ya era conocida y tolerada por los gallardos mi falta de templanza. Pero tenía que corregirme en eso, por ello me callé, para cortar en seco ese mal carácter. Notando esto, el bueno de don Calixto tomó la palabra para continuar hablando mientras cortaba el queso y quitar la atención de mi tan vistoso vicio:

-Coincido en lo que ha dicho, Don Pelayo. Y aporto un argumento más, si me permiten, con una metáfora. Conciban los relatos, ensayos, poesías y fábulas como un whisky recién destilado del corazón del escritor en cuestión. Un whisky recién destilado es feísimo, no tiene apenas sabor ni color, es casi puro alcohol. Ese whisky necesita de una barrica añeja de roble, con un poco de madera de naranjo, e incluso algo de miel (el Cardhu de 12 años tiene estos elementos además de otros, es exquisito). Pienso que para ese relato o poesía, su barrica es el Blog. Digamos que la entrada o publicación del escrito es el whisky en la barrica, y los comentarios son los distintos sabores y matices, olores y colores que va agarrando el escrito, a base de críticas, reflexiones o felicitaciones. Por esto creo que es necesario no guardarse los escritos, pero tampoco tirarlos a los cuatro vientos, sino darlos a conocer a unos pocos que tengan similares criterios, gustos y sensibilidades, para que puedan los escritos ir tomando robustez y forma.

Los otros tres estábamos atónitos ante tan excelente exposición. Teníamos sed de más, queríamos que siguiese exprimiendo esa metáfora tan exacta. Pero don Calixto había cerrado ya su boca, y la llegada del resto de gallardos había dado por terminado el tema.

Y fue así que pasamos el día comiendo, chupando y cantando. Ese es el día que más gratamente recuerdo de mi estancia en la Patria, y el que conservo con mayor cariño. Pues los gallardos son una compañía exquisita, y porque aquel día aprendí que los escritos son como el whisky, y los gallados como barrica.



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Emigrante Nostálgico.

2 comentarios:

  1. Estimadísimo Emigrante! Grandes fueron los días en que usted visitó nuestros pagos, sus pagos. Su parcial despedida abre una gran pena, pero con las más fuerte seguridad de que su alejamiento es momentáneo.
    Qué decir de su entrada, quizás ya lo dijo usted todo en palabras tan exactas, que mi comentario puede que sobre. Sin embargo, no deja de admirable la agudízima comparación que usted ha hecho. Claro que si! Este blog es un gran Whiskey, que recién ha sido sacado del alambique. NO dudo de que con los años irá tomando mayor gusto, y las entradas será más hondas y agudas, y esto es una gran esperanza que motiva en demasía a este gallardo. Imagínese, con 86 años publicando, je! (No creo que llegue a esa edad a causa el humo).
    Le agradezco su entrada y le mando un fuerte abrazo!
    Don Virula

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  2. Celebérrimo Pelayo, el Nostalgioso, el Emigrante,
    ¡¡Cuán magna será la farra que le haremos cuando usted regrese!! Su Patria lo llora todos los días, reclama el regreso de su pródigo hijo de la Patria Madre. Si en el Cielo hay alegría por los emigrantes de la Patria Celeste que regresan, pues así será la que habrá cuando usted sea don Pelayo el Inmigrante; aunque mal llamado Inmigrante, pues su corazón siempre perteneció y permaneció aquí. Y cuando llegue ese día usted cantará "no es cierto que volví, de Mendoza no me había ido..."

    Con gran cariño,
    Don Camilo

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