viernes, 16 de febrero de 2018

Zaqueus


Era una mañana de febrero cuando Jimmy cansado ya de perder el tiempo con el celular y de ver series, se inspiró para escribir después de ya muchos meses. Hay que mencionar que durante esos días hubo una gran motivación por parte de todos los gallardos para reactivar el blog y eso también influyó en el cazador para que desenfundara nuevamente la pluma que estaba llena de polvo,  y vuelva a la escritura. Se demoró unos instantes en meditar sobre qué era lo que podía escribir, hasta que algo irrumpió en su mente y no se le fue durante largos minutos, por lo que decidió comenzar a narrar la historia sobre como Jimmy el cazador, conoció a otro gallardo, “Zaqueus de la Guerma”

Todo comenzó el verano pasado cuando con un gran grupo de gallardos decidimos cruzar la Cordillera y pasar el verano en la peligrosa “Reñaca”. Era el segundo año consecutivo en que varios de los de este grupo optaban por el mismo destino, y el año anterior habían tenido una grata experiencia de amistad, oración y tranquilidad. Pero ese año nadie esperaba que pasara lo que termino pasando, nunca lo hubieran imaginado estos amigos que se encontraron desorientados en un lugar lleno de ruido, alcohol, mala música y mujeres que se respetaban poco.

No me gustaría perder tiempo en este relato contando lo que sucedió en esos días con estos amigos, porque no dedicaría un escrito a eso, pero si me interesa contar la segunda parte del viaje.
Había llegado la última noche de las vacaciones y me encontraba con el pequeño Tuk fumando unos cigarros en el balcón del edificio con forma de barco, meditando sobre cómo habíamos pasado esos días en el vecino país. Debo admitir que nuestra condición no era del 100%, ya que habíamos tomado varios tragos antes de la charla. De repente se hizo un silencio y el pequeño me miró y me dijo… Jimmy querido, no te gustaría pasar unos días con mi familia en la grandiosa “Zapallar”? Yo lo mire sorprendido y le dije que era un borracho y que no dijera esas cosas a altas horas de la noche.

Al despertar el día siguiente, comencé a preparar el bolso porque faltaba poco para que el micro con destino a Mendoza partiera. Mientras desayunábamos se me acerca el pequeño Tuk nuevamente y me preguntó… Y? Vas a venir o no? A lo que le respondí que pensé que había sido producto del alcohol su pregunta y no imaginé que la invitación iba en serio, por lo que me disculpe con él, y fui corriendo a cambiar el pasaje y postergarlo una semana más.

Volví al departamento, tome el bolso y junto al pequeño nos despedimos de los gallardos que retornaban a la patria y de los que se quedaban unos días más. Luego fuimos a la parada del colectivo y partimos a Zapallar. Mi cara se transformó al pisar ese lugar y no existen palabras para describir la belleza que posee, lo primero que hice fue agradecerle a mi compañero por la invitación.  Allí comenzaron las verdaderas vacaciones, recuperando el orden que habíamos perdido, la oración y contemplación y la sana diversión.



Se preguntarán que tiene que ver toda esta introducción con Zaqueus no? 
Espero poder cerrar la historia y que entiendan el por qué fue importante para mi comenzar a narrar contando esto.
Ahora sí entra el personaje principal de este escrito. Nos encontrábamos con el pequeño contemplando el cielo anaranjado una de las tardes de playa, cuando de repente escucho que alguien me llama a lo lejos. Me paré y rápidamente quise divisar de qué personaje se trataba pero no veía a nadie conocido, hasta que de pronto veo que se para de una ronda una figura que me resultaba familiar y viene hacia donde estaba. Si Señores! Era el gran Zaqueus. No les había mencionado que lo conocía, pero si un poco a la ligera, porque durante un tiempo entrenamos juntos, pero siempre que lo cruzaba todo quedaba en el hola y chau. Esta vez fue distinto porque el señor de la Guerma no solo saludo sino que comenzó un dialogo. Fue una charla normal como la que tiene uno con alguien desconocido. A partir de allí quedamos esa misma noche en tomar algo y reunirnos con unas elfas (cabe destacar que Zaqueus siempre ha manejado a la perfección el arte de la caza y fue el encargado de invitarlas).
Así fue como inicio nuestra amistad, quien lo diría! Nos reunimos en la posada Tuk durante unas horas hasta que vino la policía a decirnos que estábamos haciendo mucho ruido por lo que todos se fueron. Solo quedamos el pequeño y yo sentados, y mirándonos como en el balcón del barco nos preguntamos… Porque no invitarlo a Zaqueus un rato más y conocerlo? Asique me levante de un salto y le grite: ¡Zaqueus! Quédate a charlar con nosotros que todavía tenemos para rato. Y sin titubear el gallardo pegó la vuelta y se sentó en la mesa.

Sepan disculpar queridos que ya ha pasado un año y recuerdo poco lo que se habló. Creo que comenzamos preguntándonos de nuestras vidas y que hacia cada uno y terminamos hablando de ¡Elfas! No existe reunión sin que se trate ese tema. Hubo distintos puntos de vista esa noche, y Zaqueus no estaba acostumbrado a escuchar lo que decíamos con el pequeño, sobre el respeto a la mujer, los peligros de salir a bailar, etc. Finalizada la velada, nos fuimos los tres a dormir, cada uno con una sonrisa en el rostro, no me pregunten porque.

Al día siguiente Zaques nos invitó a su mansión y nos deleitó con unos románticos temas en la guitarra, fumamos, cantamos, reímos y nos divertimos. Pasaba el tiempo y nos íbamos entendiendo más con este personaje nuevo. Llevábamos ya una semana y tocó retomar a Mendoza, y lo más lindo de la historia es que el contacto se mantuvo, a partir de allí no nos separamos más. Durante varias semanas Jimmy, el pequeño Tuk, y Zaqueus se vieron y charlaron de todo lo que se les pueda imaginar y de pronto, sin que ninguno se diera cuenta, ya eran amigos íntimos y los tres pensaban igual.

Qué es lo que más me vuelve loco de esta historia?

Que si no hubiera estado en ese balcón con el pequeño Tuk charlando, no me hubiera invitado a vacacionar con él y su familia, y si no lo hacía nunca me hubiera cruzado con Zaqueus y si no me cruzaba nunca nos hubiéramos reunido en la posada, y si no nos reuníamos en la posada nunca le hubiera gritado ¡Zaqueus! Y si no le gritaba no hubiera existido esa velada y sin esa velada no hubiéramos charlado temas tan interesantes y sin esa charla esta amistad no existiría hoy.

La respuesta: “PROVIDENCIA”

Jimmy


3 comentarios:

  1. Estimado Jimmy,

    Gran amistad nacida en zapallar ciertamente, gracias por su escrito, cumpliéndose ya un año de esta historia, también la recordé con cariño.
    Un abrazo amigo chacrense.

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  2. Espectacular Cazador!

    No conocía esta historia (como la mayoría de las historias de los gallardos de ese lado de charco). Me alegra ver que el Señor vaya hilando nuestras amistades y encuentros, de forma tal que podría decirse que las amistades gallardas de este grupo de locos son voluntad divina. ¡Qué grato es en estos casos cumplir la voluntad de Dios!

    Espero un próximo escrito suyo, que sabe bien que los tengo en mucha estima y valía.

    Un fuerte abrazo a esos dos amigos gallardos.

    E.N.

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  3. Jimmy, compañero querido:
    Que bueno fue recordar esos momentos con su escrito, increíble pensar que así nació una amistad que todavía perdura. La providencia divina es magnífica.
    Un abrazo grande a usted y a Zaqueus.
    Don Alcandora Tuk

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