Era una mañana de febrero cuando Jimmy cansado ya de perder
el tiempo con el celular y de ver series, se inspiró para escribir después de
ya muchos meses. Hay que mencionar que durante esos días hubo una gran
motivación por parte de todos los gallardos para reactivar el blog y eso
también influyó en el cazador para que desenfundara nuevamente la pluma que
estaba llena de polvo, y vuelva a la
escritura. Se demoró unos instantes en meditar sobre qué era lo que podía
escribir, hasta que algo irrumpió en su mente y no se le fue durante largos
minutos, por lo que decidió comenzar a narrar la historia sobre como Jimmy el
cazador, conoció a otro gallardo, “Zaqueus de la Guerma”
Todo comenzó el verano pasado cuando con un gran grupo de
gallardos decidimos cruzar la Cordillera y pasar el verano en la peligrosa “Reñaca”.
Era el segundo año consecutivo en que varios de los de este grupo optaban por
el mismo destino, y el año anterior habían tenido una grata experiencia de
amistad, oración y tranquilidad. Pero ese año nadie esperaba que pasara lo que
termino pasando, nunca lo hubieran imaginado estos amigos que se encontraron
desorientados en un lugar lleno de ruido, alcohol, mala música y mujeres que se
respetaban poco.
No me gustaría perder tiempo en este relato contando lo que
sucedió en esos días con estos amigos, porque no dedicaría un escrito a eso,
pero si me interesa contar la segunda parte del viaje.
Había llegado la última noche de las vacaciones y me
encontraba con el pequeño Tuk fumando unos cigarros en el balcón del edificio
con forma de barco, meditando sobre cómo habíamos pasado esos días en el vecino
país. Debo admitir que nuestra condición no era del 100%, ya que habíamos
tomado varios tragos antes de la charla. De repente se hizo un silencio y el
pequeño me miró y me dijo… Jimmy querido, no te gustaría pasar unos días con mi
familia en la grandiosa “Zapallar”? Yo lo mire sorprendido y le dije que era un
borracho y que no dijera esas cosas a altas horas de la noche.
Al despertar el día siguiente, comencé a preparar el bolso
porque faltaba poco para que el micro con destino a Mendoza partiera. Mientras desayunábamos
se me acerca el pequeño Tuk nuevamente y me preguntó… Y? Vas a venir o no? A lo
que le respondí que pensé que había sido producto del alcohol su pregunta y no
imaginé que la invitación iba en serio, por lo que me disculpe con él, y fui
corriendo a cambiar el pasaje y postergarlo una semana más.
Volví al departamento, tome el bolso y junto al pequeño nos
despedimos de los gallardos que retornaban a la patria y de los que se quedaban
unos días más. Luego fuimos a la parada del colectivo y partimos a Zapallar. Mi
cara se transformó al pisar ese lugar y no existen palabras para describir la
belleza que posee, lo primero que hice fue agradecerle a mi compañero por la
invitación. Allí comenzaron las
verdaderas vacaciones, recuperando el orden que habíamos perdido, la oración y
contemplación y la sana diversión.
Se preguntarán que tiene que ver toda esta introducción con
Zaqueus no?
Espero poder cerrar la historia y que entiendan el por qué fue
importante para mi comenzar a narrar contando esto.
Ahora sí entra el personaje principal de este escrito. Nos encontrábamos
con el pequeño contemplando el cielo anaranjado una de las tardes de playa,
cuando de repente escucho que alguien me llama a lo lejos. Me paré y rápidamente
quise divisar de qué personaje se trataba pero no veía a nadie conocido, hasta
que de pronto veo que se para de una ronda una figura que me resultaba familiar
y viene hacia donde estaba. Si Señores! Era el gran Zaqueus. No les había mencionado
que lo conocía, pero si un poco a la ligera, porque durante un tiempo
entrenamos juntos, pero siempre que lo cruzaba todo quedaba en el hola y chau.
Esta vez fue distinto porque el señor de la Guerma no solo saludo sino que comenzó
un dialogo. Fue una charla normal como la que tiene uno con alguien desconocido.
A partir de allí quedamos esa misma noche en tomar algo y reunirnos con unas
elfas (cabe destacar que Zaqueus siempre ha manejado a la perfección el arte de
la caza y fue el encargado de invitarlas).
Así fue como inicio nuestra amistad, quien lo diría! Nos
reunimos en la posada Tuk durante unas horas hasta que vino la policía a
decirnos que estábamos haciendo mucho ruido por lo que todos se fueron. Solo
quedamos el pequeño y yo sentados, y mirándonos como en el balcón del barco nos
preguntamos… Porque no invitarlo a Zaqueus un rato más y conocerlo? Asique me
levante de un salto y le grite: ¡Zaqueus! Quédate a charlar con nosotros que todavía
tenemos para rato. Y sin titubear el gallardo pegó la vuelta y se sentó en la
mesa.
Sepan disculpar queridos que ya ha pasado un año y recuerdo
poco lo que se habló. Creo que comenzamos preguntándonos de nuestras vidas y que
hacia cada uno y terminamos hablando de ¡Elfas! No existe reunión sin que se
trate ese tema. Hubo distintos puntos de vista esa noche, y Zaqueus no estaba
acostumbrado a escuchar lo que decíamos con el pequeño, sobre el respeto a la
mujer, los peligros de salir a bailar, etc. Finalizada la velada, nos fuimos
los tres a dormir, cada uno con una sonrisa en el rostro, no me pregunten
porque.
Al día siguiente Zaques nos invitó a su mansión y nos deleitó
con unos románticos temas en la guitarra, fumamos, cantamos, reímos y nos
divertimos. Pasaba el tiempo y nos íbamos entendiendo más con este personaje
nuevo. Llevábamos ya una semana y tocó retomar a Mendoza, y lo más lindo de la
historia es que el contacto se mantuvo, a partir de allí no nos separamos más. Durante
varias semanas Jimmy, el pequeño Tuk, y Zaqueus se vieron y charlaron de todo
lo que se les pueda imaginar y de pronto, sin que ninguno se diera cuenta, ya
eran amigos íntimos y los tres pensaban igual.
Qué es lo que más me vuelve loco de esta historia?
Que si no hubiera estado en ese balcón con el pequeño Tuk
charlando, no me hubiera invitado a vacacionar con él y su familia, y si no lo hacía
nunca me hubiera cruzado con Zaqueus y si no me cruzaba nunca nos hubiéramos reunido
en la posada, y si no nos reuníamos en la posada nunca le hubiera gritado
¡Zaqueus! Y si no le gritaba no hubiera existido esa velada y sin esa velada no
hubiéramos charlado temas tan interesantes y sin esa charla esta amistad no
existiría hoy.
La respuesta: “PROVIDENCIA”
Jimmy
Jimmy
Estimado Jimmy,
ResponderEliminarGran amistad nacida en zapallar ciertamente, gracias por su escrito, cumpliéndose ya un año de esta historia, también la recordé con cariño.
Un abrazo amigo chacrense.
Espectacular Cazador!
ResponderEliminarNo conocía esta historia (como la mayoría de las historias de los gallardos de ese lado de charco). Me alegra ver que el Señor vaya hilando nuestras amistades y encuentros, de forma tal que podría decirse que las amistades gallardas de este grupo de locos son voluntad divina. ¡Qué grato es en estos casos cumplir la voluntad de Dios!
Espero un próximo escrito suyo, que sabe bien que los tengo en mucha estima y valía.
Un fuerte abrazo a esos dos amigos gallardos.
E.N.
Jimmy, compañero querido:
ResponderEliminarQue bueno fue recordar esos momentos con su escrito, increíble pensar que así nació una amistad que todavía perdura. La providencia divina es magnífica.
Un abrazo grande a usted y a Zaqueus.
Don Alcandora Tuk